Hedy Lamarr y un beso por un millón y medio (Hedy Lamarr 4/4)

Hedy Lamarr había inventado el salto de frecuencia junto al músico George Antheil y después de pasar por el consejo de inventores lo patentaron. El mismo presidente del consejo aconsejó la aplicación de este invento al ejército de los Estados Unidos. Cuando Antheil, amigo de un militar de alto rango consiguió entrevistarse con la marina, la respuesta fue que dudaban que algo así se pudiera integrar en un torpedo. Ante esta respuesta repitieron el intento esta vez con Hedy Lamarr para intentar convencerles. La respuesta fue que ni ellos, ni los militares que lo usaran confiaban en el invento de una mujer y terminaron con un consejo: “Señorita, si quiere ayudar a los Estados Unidos vaya a vender bonos de la guerra y deje a los que entienden hacer torpedos”.

Hedy Lamarr, tenía un problema de conciencia, por la mansión de su marido, el constructor de armamento Fritz Mandl, habían pasado Hitler y Mussolini, y allí había escuchado como se gestaba una guerra mundial y como su marido, conocedor del holocausto que se estaba organizando negoció para él y su mujer Hedy Keisler el status de Ario honorario.  Hedy, después de huir y llegar a América intentó que su invento destinado a acortar la guerra consiguiera aliviar esos remordimientos, pero el ejército no estaba dispuesto a usar el salto de frecuencia en sus torpedos, y por este motivo Hedy se incorporó al grupo de actores que se movilizaron para vender bonos de guerra.

Estrellas de Hollywood como Marlene Dietrich, Greer Garson, Hedy Lamarr, Bette Davis, Rita Hayworth o Carole Lombard, realizaron siete giras llamada “Stars Over America” en más de 300 ciudades y pueblos para promover la venta de Bonos de Guerra. Las cientos de estrellas de Hollywood y Broadway que participaron en las giras superaron sus cuotas asignadas y en total superaron los 830 millones de dólares.

Hedy Lamarr, en una gala para recaudar fondos pedía que los militares que iban a incorporarse al frente se identificaran para ser ovacionados, uno de ellos gritó que él prefería un beso suyo a los aplausos. Hedy le invitó a subir al escenario. Se dirigió al público y les dijo: “¿Vosotros pensáis que este valiente marinero merece un beso mío?¿Si?, Pues si en esta gala se consigue vender bonos por medio millón de dólares, este marinero se llevará al frente un beso mío y todo mi cariño”. El marinero había sido preparado previamente y todo se había orquestado por la calculadora mente de Hedy Lamarr. A pesar de que los organizadores del ejército le dijeron que era una cantidad desproporcionada ya que la gala estaba enfocada a gente más bien humilde y que el objetivo debía ser 100.000 dólares, ella confiaba en que su discurso, el de una europea que había escapado del nazismo, haría el resto. 

Aquel marinero se ganó su beso porque la recaudación en bonos de guerra pasó el millón y medio de dólares. Pero no solo eso, cuando ese mismo día, fue a la gala con la empresarios y gente de clase alta para vender bonos, puso el ejemplo de lo que le había ocurrido horas antes para incentivarlos, y recaudó casi seis millones más.

Hedy Lamarr obtuvo más de 7 millones de dólares en un solo día para el ejército que había rechazado su idea para los torpedos, nadie conseguiría algo igual. En total vendió bonos por más de 25 millones de dólares a pesar de que aún no era ciudadana americana. Además, cada noche que podía iba a la Hollywood Canteen a entretener a las tropas, allí junto a otras estrellas como Bette Davies o Marlene Dietrich se encargaban de todo, desde fregar platos o servir cervezas, hasta bailar con los soldados para quienes estaba reservado en exclusiva el local.

Después de todo esto el gobierno de los Estados Unidos en un desagradecido gesto, se apropió de la patente alegando propiedad de un enemigo extranjero. Había perdido el status que tenían Dietrich o Garbo y Louis B. Mayer, cansado de ser rechazado por Hedy, dejó de darles papeles importantes. Ella asumió esas interpretaciones mientras duró la guerra ya que vio en estas películas con poco argumento una manera más de entretener a las tropas, pero luego se enfrentó a la MGM hasta que consiguió desvincularse y entonces dio el siguiente paso. Decidió ser productora de sus películas.



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