Jack Lemmon, ese tipo que caía bien a todo el mundo

“Yo soñaba con ser actor desde pequeño, entonces me imaginaba interpretando a grandes amantes, tipos seductores y demás, pero pronto me desencanté, a las mujeres sólo les hacía reír”. 

Su perfil no era el de galán y más teniendo en cuenta que su llegada al cine coincidía con la de Brando, Newman o Hudson. Su rostro era el de un tipo vulgar, y eso precisamente era lo que a la gente le gustaba de él, Lemmon era uno más del público, con sus mismos problemas y sus mismas necesidades, ese tipo corriente que les recordaba a su vecino o a su compañero de trabajo, y su proximidad hizo que la gente le adorase. 

Su entrada en escena en la vida podía estar sacada de una de sus películas. Su madre, a la que le gustaba mucho jugar a cartas, rompió aguas en medio de una partida, pero iba ganando y no quiso retirarse. Cuando llegó el momento no había llegado al paritorio y Jack Lemmon nació en el ascensor del hospital. 

Jack Lemmon nació en el seno de una familia acomodada, así que no le faltó de nada, empezando por una esmerada educación que incluía, los mejores colegios, piano, etc. y terminó sus estudios en la universidad de Harvard donde se licenció en arte dramático, allí participó en obras de teatro en las que ya destacó. 

Cuando volvió pidió un préstamo a su padre para irse a Nueva York a probar suerte en la actuación, este que veía en su hijo el continuador en su puesto de presidente de la Doughnut Corporations. Le preguntó si eso era lo que realmente deseaba. La contestación de Jack fue positiva, y a pesar de que no lo veía como un trabajo estable, el apoyo de su padre fue incondicional. Sólo le dio un consejo, que solo continuara en el cine mientras su trabajo le apasionara. 

Jack Lemmon se marchó a Nueva York donde empezó a ganarse la vida tocando el piano en bares y pequeños locales. Él quería actuar, y por lo pronto, lo más que se pudo acercar al cine fue tocando el piano una sala poniendo música en películas mudas de Chaplin, Keaton. Según reconoció, ahí aprendió más interpretación de comedia que en cualquier academia o en la universidad. 

Compatibilizaba tocar el piano con pequeñas actuaciones en Broadway, que fueron siendo cada vez más importante, hasta que un buscador de talentos para el cine se fijó en él, y le propuso una entrevista con Harry Cohn, el presidente de la columbia. Este se quedó impresionado con que fuera licenciado en Harvard y le dio un papel en Una rubia fenómeno. Judy Hollyday, su compañera de reparto le ayudó mucho en su primer papel y esto hizo que Jack Lemmon decidiera definitivamente dedicarse al cine.

Harry Cohn le aconsejó cambiarse el nombre, sonaba muy… cítrico, le propuso el nombre artístico de John Lennon. Jack, evidentemente no aceptó. 

A partir de ahí se presentó a todos los castings, fuera cual fuera el papel. En uno, para un papel de anciano en “Cuna de héroes” que no pasó, pero John Ford se fijó en él para su siguiente película “Escala en Hawai”. Un papel que le abrió las puertas de Hollywood y por el que obtuvo su primera nominación de las ocho que obtendría y por el que ganó su primer Oscar en 1955, al mejor actor secundario, el segundo llegaría casi veinte años después por “Salvad al tigre”. 

Unos años después conocería a Billy Wilder para convertirse en su actor favorito. Con él participaría en siete películas, y gracias a él conocería a algunos de los compañeros de reparto con los que compartió escena y amistad, como Walter Mathau, Tony Curtis o Shirley McLaine. 

Con “Some like it hot” (“Con faldas y a lo loco”) consiguió el prestigio absoluto como actor cómico, y le llegaron varios papeles que le encumbraron en este estilo como “El apartamento”, la segunda obra maestra que hacía con Billy Wilder. 



Blake Edwards le dio la posibilidad de demostrar que era mucho más que un actor de comedia y en “Días de vino y rosas” junto a Lee Remick interpreta un fantástico drama sobre el alcoholismo, para firmar otra obra maestra. 

Con “Irma la dulce” y de la mano de nuevo de Wilder vuelve a la comedia, repitiendo con su pareja de “El apartamento” Shirley MacLaine. En 1966 el director une una pareja artística de las más prolíficas de la historia del cine, Jack Lemmon y Walter Mathau en su película “En bandeja de plata”, con un gran éxito que se confirmó con “Primera plana”. 

A pesar de haber hecho méritos para conseguir el Oscar participando en auténticas obras maestras, la academia se lo concedió por la película “Salvad al tigre”. 

En su madurez destacan especialmente dos películas, en las que además de adentrarse en el drama lo hace con unos tintes de compromiso social como son “El síndrome de China” y “Desaparecido”. Por ellas recibió sendos premios a la mejor interpretación en el festival de Cannes. 

Durante toda su carrera, Jack Lemmon pronunciaba su frase talismán antes de entrar en escena: “Its magic time”. La última vez que la pronunció fue en su breve interpretación en “La leyenda de Bagger Vance” pocos meses antes de su muerte.

Jack Lemmon murió en junio de 2001 en Los Angeles. Sus restos descansan cerca de los de sus amigos Walter Mathau y Billy Wilder. Su epitafio reza "Jack Lemmon in"… como si de los títulos de crédito se tratase. 

Su padre, uno 50 años antes, en sus últimos momentos le pidió una cosa: “Derrama un poco del sol por el mundo”, evidentemente Jack cumplió con la última voluntad de su padre.



"Anatomía de un asesinato", ("Anatomy of a Murder", 1959, Otto Preminger)

Otto Preminger dirigió "Anatomía de un asesinato" en 1959. Y lo hizo con una narración aséptica, sin dejar un ápice de su opinión sobre la historia, eso se lo deja al espectador, le deja hacer la anatomía del asesinato. 

Para la narración y la película en sí, utiliza una serie de instrumentos que la convierten en una obra maestra. Uno de los muchos motivos por el que ver “Anatomía de un asesinato”, es por ver a James Stewart alejarse de los personajes correctos e íntegros que formaron parte de la mayoría de su carrera. Él, como el espectador, sabe desde el primer momento que ha sido un asesinato provocado por los celos y que tendrá que usar todas las estratagemas jurídicas para intentar librar a un asesino de una condena a muerte. 

El juicio es otro motivo para ver la película. No es una película de juicios al uso de esas que tanto gustan, no hay duda razonable, ni un acusado inocente, hay un culpable y el uso de las leyes para intentar librarle de la ley capital. Desde un asiento de privilegio, conocemos como se tejen los hilos de una defensa de algo indefendible y asistimos atónitos como se le presenta al jurado. 

La película, además de que se nos hace corta a pesar de sus casi 160 minutos, admite más de uno y más de dos visionados por la cantidad de detalles que tiene y la posibilidad de análisis a la que se prestan los personajes. 

Lo primero que llama la atención en la película son los títulos de créditos. Saul Bass, habitual con Preminger, Hitchcock, Donen o Scorsese, nos hipnotiza de tal manera que cuando empieza la historia ya estamos enganchados. A ello contribuye la música, el mejor jazz compuesto por una leyenda, Duke Ellington que hace un cameo para interpretar una pieza con el mismo James Stewart (Otra de sus grandes aficiones). Una música que en ocasiones suena como banda sonora y que en otras recibe el protagonismo, como en la mencionada actuación en la que la historia se para para que degustemos una gran pieza de jazz. 

Pero, la música para cuando estamos en el juicio. Preminger quiere que concentremos la atención en los diálogos, unos diálogos impresionantes que enfrentan a un abogado de provincias, que utiliza el sarcasmo para aportar un toque de humor a la película, y a unos fiscales de ciudad. 

Otro motivo para ver la película es como el director se enfrenta al código Hays y destroza una absurda censura, incluso recreándose en algunas escenas. El argumento de la defensa es crear un juicio paralelo sobre el motivo por el que se cometió el asesinato, y para ello se habla de cosas tan prohibidas por la censura como violación, espermatogénesis, la calificación de zorra o lo que merece un capitulo aparte, las bragas. Y merece un capitulo aparte porque Preminger se lo dedica, no solo usa la palabra bragas, si no que retira a los abogados y al juez para en una escena fantástica discutir si se puede usar en el juicio el termino “bragas”, digamos que el director se recrea cargándose el Código Hays. 

Y ya puestos a ir a por los enemigos del cine, también incorporó otro cameo, este con mas peso interpretativo que Duke Ellington, el juez, que fue interpretado por el abogado Joseph Welch, y darle visibilidad en esta película fue un homenaje a este hombre de leyes que fue uno de los responsables de cargarse, en un juicio televisado, al senador McCarthy y su caza de brujas. 

En cuanto a las interpretaciones, Preminger rodea a James Stewart de secundarios contrastados para formar su bufete: Arthur O´Connell y Eve Arden, ambos fantásticos. La pareja juzgada son un par de jóvenes prometedores, una espectacular y provocadora Lee Remick y un Ben Gazzara al que se le nota el Actors Studio. Uno de los fiscales, que ya apuntaba maneras, es George C. Scott. El jurado y la gente de la sala de juicios son lugareños del pueblo donde se centra el libro homonimo de Robert Traver en la que está basada la película. 

Todo lo expuesto es motivo suficiente para ver esta obra maestra, muy recomendada por todo el mundo, excepto por el padre de James Stewart que recomendó no asistir a verla porque era, según él, la película más guarra que se había hecho.



Audrey Hepburn, un espíritu elegante

Se podía decir que a Audrey Hepburn lo de la clase le venía de serie, pero nada más lejos de la realidad. Había nacido un 4 de mayo de 1929 en Bruselas (Bélgica), en el seno de una familia de aristócratas belgas por parte de padre y holandeses por parte de madre. Su nombre era Edda Kathleen Van Heemstra Hepburn-Ruston. Fue educada como tal, recibiendo entre otros estudios de danza, música y arte dramático, y vivía entre Inglaterra, Bélgica y Holanda. Sus padres se separaron cuando ella tenía diez años.

Toda su vida cambió con el inicio de la II Guerra Mundial, un hecho que generaría en ella una sensibilidad especial. Varios de sus familiares más directos murieron en la guerra o sufrieron en campos de concentración. Pasó hambre y vivió lo más crudo de la guerra muy de cerca. 

Cuando terminó la guerra compatibilizó el trabajo de modelo, con el de corista en el teatro y con pequeños papeles en películas de cine. 

En 1952, William Wyler buscaba una cara especial, pero desconocida, para interpretar el papel de una princesa que quería vivir su vida, y se fijo en Audrey Hepburn para protagonizar la película “Vacaciones en Roma” junto a un actor más que contrastado como era Gregory Peck. La actuación como princesa Anna le valió para ganar el Oscar a la mejor actriz y el globo de oro. Había nacido una estrella destinada a ser una de las grandes actrices de la historia, una de las pocas que se convertirían en mitos del cine. 

Gracias al éxito de “vacaciones en Roma” le empezaron a llegar ofertas de los mejores directores Billy Wilder, Stanley Donen, King Vidor, Fred Zimmerman, John Houston o William Wyler, y pudo elegir entre los mejores guiones para protagonizar grandísimas películas como “Sabrina”, “Guerra y Paz”, “Una cara con Ángel”, “Historia de una monja”, “Los que no perdonan”, “La calumnia”, “Desayuno con diamantes”, “Charada” o “My fair lady”. Entre 1953 y 1963 había protagonizado una decena de películas, a cual mejor, y con distintos registros, pasando de la comedia al drama sin ningún problema. Esto la convirtió en una de las actrices más requeridas para todo tipo de papeles. 

Se había casado en 1954 con el actor Mel Ferrer, y en 1960 nació su hijo Sean. En 1963 la actriz decide cambiar su vida y tomarse más tiempo entre rodajes, seleccionando mucho las películas en las que participar. En esta época rueda “Como robar un millón y”, “Sóla en la oscuridad” y “Dos en la carretera” y dedica más tiempo a labores sociales relacionadas con Unicef y sobre todo al cuidado de su hijo. El matrimonio con Mel Ferrer duró hasta 1968 y estuvo muy marcado por los cinco abortos que sufrió Audrey en este periodo. Se volvió a casar con un psicólogo italiano, Andrea Dotti, pero tampoco funcionó, en gran medida por las infidelidades de él. Se divorciaron en 1976. Del matrimonio había nacido el segundo hijo de Audrey, Luca. 

En 1976 vuelve al cine para hacer la que fue su última gran película, “Robin y Marian”, dirigida por Richard Lester y coprotagonizada por Sean Connery. Después, se retiró a un pequeño pueblo suizo, Tolochenaz. 

Nunca dejó de relacionarse con sus amigos, la mayoría pertenecientes al mundo del cine, y en una visita a un rodaje conoció al que sería su tercer marido, con el que vivió el resto de su vida, el actor holandés Bob Wolders. 

En sus últimos años se dedicó activamente a la lucha por la infancia en los países más pobres y fue nombrada embajadora de Unicef, algo de lo que presumía más que de sus películas. En 1993 falleció, víctima de un cáncer de colon, rodeada de sus hijos, su marido y sus exmaridos en el pequeño pueblo suizo al que se retiró. 

Audrey era una de las actrices más queridas de todos los tiempos y recibió todo tipo de reconocimientos en vida y como homenaje. Aunque amaba el cine como pocas y podía presumir de haber ganado Oscar, Globo de Oro, Emmy, Grammy y Tony, presumía de que gracias a ello había podido luchar por los más necesitados. 

Su última interpretación en el cine, fue una breve actuación en “Always” de Steven Spielberg, interpretó a un ángel.





"El profesor chiflado" ("The Nutty Professor", 1963, Jerry Lewis)

El profesor chiflado es una versión cómica del clásico de Stenvenson, El Doctor Jekyll y Mr. Hyde, y tratándose de una comedia y de Jerry Lewis por supuesto es una adaptación muy, muy libre.

Jerry Lewis, es guionista, director, y protagonista de esta película en la que interpreta a un acomplejado profesor de química que busca la formula que le convierta en un hombre de éxito. Le acompaña en el reparto Stella Stevens

Para el triunfador, alter ego del profesor de química, Jerry Lewis se inspiró en su amigo y compañero en varias películas, Dean Martin. 

El personaje del profesor fue inspirado por una persona que acercó a pedir un autógrafo a Jerrry Lewis en un tren. El hombre en cuestión, tenía muchos tics, hablaba atropelladamente y era relativamente parecido físicamente al protagonista del film. El actor, además del autógrafo, le invitó a beber algo mientras tomaba buena nota del excéntrico admirador. Este tipo de personaje Lewis lo retomaría en más películas.

La actuación del profesor Klump, contiene un gran repertorio de los gags de Lewis que convierten en esta película en una de las grandes comedias de los años 60, siempre con sus fans y con sus detractores según el tipo de humor que a cada uno le guste.

Con todo el humor simple que hay en la película, no deja de tratar varios temas importantes. Uno de ellos de especial actualidad, el de tener que cambiar si se quiere ser popular en la sociedad, por desgracia, un tema demasiado de moda en un mundo actual lleno de influencers. Pero eso si, sin dejar de lado otro mensaje: Si tu no aceptas como eres… como te van a aceptar los demás.




"Cuando dirijo, hago de padre; cuando escribo, hago de hombre; cuando actúo, hago el idiota." Jerry Lewis




Perdición, ("Double Indemnity", 1944, Billy Wilder)

Billy Wilder pilló escaqueándose a su secretaria y ésta, en lugar de mentirle, le confesó que se escondía en el baño porque quería terminar un relato de asesinatos que había aparecido en una revista de misterio por entregas. Ese relato que su secretaria prestó a Wilder era Double Indemnity. 

James M. Cain, conocido como el poeta del tabloide, coincidía con Wilder en una cosa, la ambición puede convertir a cualquiera en un asesino. Hasta ese momento ese papel era prácticamente exclusivo de gánsters, por lo que Billy Wilder decidió cambiar ese concepto en el cine, al fin y al cabo la novela estaba basada en un hecho real de 1927. Con Wilder colaboró en el guión Raymond Chandler, y juntos crearon el inicio de un nuevo género el cine noir. Ese mismo año otra obra maestra, Laura, contribuyo a poner de moda ese nuevo cine negro. 

Otra novedad que nos presenta la película es un nuevo tipo de papel en el cine, la autentica mujer fatal o femme fatale, en España ese personaje debió causar sensación y por eso la película que podría haberse titulado “Doble indemnización” se tituló como la imagen que creó una magnífica Barbara Stanwick, “Perdición”. 

Barbara Stanwick estuvo a punto de rechazar el papel según le dijo a Wilder porque le preocupaba como se tomara la gente que hiciera de mujer malvada, a pesar de que era el mejor guión que le habían ofrecido nunca. Wilder le echó un órdago cuando le preguntó “¿pero que eres?,¿actriz o ratón?”. En el papel derrochó sensualidad y erotismo, y enamoró al público como a Walter Neff. 

El papel del comercial de seguros capaz de vender su alma por una póliza fue interpretado por el que hasta ese momento había hecho en su mayoría comedias en el papel de galán, Fred MacMurray. Él, conocedor de sus limitaciones, le dijo a Wilder: “¿Cómo quieres que haga esto? ¡Este papel requiere actuar!” Pero el director, capaz de sacar lo máximo de sus actores, consiguió que estuviera a gran altura. 

Edward G.Robinson en el papel de amigo y jefe de Neff al que no se le escapa un fraude, hace un papel de secundario, pero cuando está en escena es el protagonista. Como siempre insuperable. 

La película es simplemente perfecta, no desentona ni la puerta que se abre al revés. Los tres protagonista están fantásticos, los diálogos son inolvidables y la suma da como resultado una obra maestra. 

Es incomprensible e imperdonable una de las mayores injusticias de los Oscars, siete nominaciones y ninguna estatuilla. 

El código Hays exigía que los malos sufrieran un castigo ejemplar, contra su voluntad, Billy Wilder incluyo en el guion la ejecución del personaje de Fred MacMurray, Walter Neff en la cámara de gas. El equipo viajó a San Quintín para ver el lugar de la ejecución y lo recrearon para la escena que se llegó a rodar e incluir en el film. Finalmente Wilder consiguió convencer a la productora de eliminar la ejecución. A pesar de estar grabada la escena, nadie ha visto ese montaje, y solo han trascendido algún fotograma. 

Double Indemnity es la perfección hecha cine negro.

Es Billy Wilder. 

Es otra obra maestra del maestro.



Hattie McDaniel, La historia de la actriz que hizo historia

Hattie McDaniel era la pequeña de 13 hermanos. Sus padres eran una pareja de esclavos liberados. La situación económica en su casa era crítica, así que los niños empezaban a colaborar con pequeños ingresos en cuanto podían, muchos de ellos dedicados a la servidumbre doméstica. Ella no quería dedicarse al servicio y pronto se subió a los escenarios, junto a dos de sus hermanos, cantaban, bailaban y actuaban. 

La crisis del 29 disgregó a la familia, y ella terminó en Millwakee limpiando el baño de señoras en un teatro, allí se coló en una prueba en la que causó sensación. Durante dos años estuvo protagonizando el espectáculo que dejó para probar suerte en Hollywood. 

La ciudad de las estrellas era tan racista como el resto del país y el cine prohibía los relaciones interraciales y no permitía que los negros accediesen a papeles violentos o que pudieran ser protagonistas, y les relegaba a papeles irrelevantes como conductores, camareros o sirvientes. 

A Hattie no le quedó más remedio que volver a trabajar como sirviente, hasta que a base de tesón consiguió hacer una prueba que le permitió dejar de trabajar como criada para trabajar interpretando a criadas. Muchos de los directores con los que trabajó desde entonces vieron su calidad interpretativa pero no pudieron ofrecerle otros papeles. 

En 1934, John Ford le permitió cierta libertad en la interpretación y Hattie mostró un estilo sarcástico y atrevido que llamó la atención. A partir de ahí se convirtió en la actriz de referencia para ese tipo de papeles. Películas como “La pequeña coronela” con la pequeña Shirley Temple, “Sueños de juventud” junto a Katharine Hepburn o “Saratoga” con el que siempre sería un gran amigo, Clark Gable. 

Por fin, O.Selznick le ofreció el papel de su vida, la “Mammy” en “Lo que el viento se llevó” en la que todo el mundo pudo ver su calidad interpretativa. Fue el primer gran rodaje en el que intervino y se encontró desde el primer momento con muchos problemas racistas en el set. En esta situación encontró el apoyo de Clark Gable que se involucró incluso amenazando con abandonar la película. Ella se tomó su interpretación como un homenaje a los suyos, era hija de una pareja de esclavos liberados y como ella contó: "Me encantó Mammy", "Creo que la entendí porque mi propia abuela trabajaba en una plantación similar a Tara" 

La ciudad de Atlanta hizo del estreno de “Lo que el viento se llevó” uno de los mayores acontecimientos de la historia. Llegaron unas trescientas mil personas para ver el simplemente todo lo que rodeaba al estreno. En el sur seguía vigente la ley Jim Crow que imponía la segregación de los negros en los lugares públicos, y por este motivo la invitación al estreno no le llegó a Hattie. Clark Gable se solidarizó con ella y declinó asistir al estreno y solo lo hizo cuando Hattie le convenció para asistir. 

La comunidad negra estaba dividida frente a la película y McDaniel fue objeto de muchas críticas por los de su raza, pero fueron muchos los que se olvidaron del tema racial y aclamaron su actuación. La prensa empezó a considerarla merecedora del premio de la academia. 

Y así fue. Consiguió la nominación al Oscar. California era también un estado con segregación racial y Selznick tuvo que pedir un permiso especial para que asistiera a la ceremonia. Era la única mujer negra en la sala y la primera en asistir a unos premios de la Academia. No pudo sentarse con sus compañeras nominadas, ni tampoco con el equipo de “Lo que el viento se llevó” con el que no pudo siquiera posar. 

El 29 de febrero de 1940 se hizo historia en el cine cuando Fay Bainter leyó el nombre de Hattie McDaniel, la primera mujer negra que subía al escenario para recoger un premio. Hattie con la voz entrecortada se dirigió a los asistentes con el siguiente discurso: “Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, miembros de la industria cinematográfica e invitados de honor: este es uno de los momentos más felices de mi vida y quiero agradecer su amabilidad a cada uno de ustedes que participó en seleccionarme para uno de sus premios. Me ha hecho sentir muy, muy humilde; y siempre lo sostendré como un faro para cualquier cosa que pueda hacer en el futuro. Sinceramente espero ser siempre un crédito para mi raza y para la industria cinematográfica. Mi corazón está demasiado lleno para deciros cómo me siento, y puedo daros las gracias y que Dios os bendiga”. 

Su éxito en “Lo que el viento se llevó” no cambio los papeles que le seguían ofreciendo y activistas de la comunidad negra seguían criticando que sólo hiciese papeles de criada. "Prefiero interpretar a una criada por 700 dólares que ser una por 7", con estas palabras intentó atajar los comentarios que recibía constantemente. 

Aunque sus intervenciones en el cine fueron disminuyendo Hattie siguió haciendo historia al ser la primera afroamericana que tuvo un programa de radio propio. 

En su vida personal no tuvo suerte en el aspecto sentimental. Se casó en cuatro ocasiones, enviudo en las dos primeras y sus dos últimos matrimonios terminaron en divorcio. Entre sus relaciones también se cuenta, aunque no está documentado, la que mantuvo con Talullah Bankhead, incluso en algún libro se la incluye en el conocido como el “Circulo de costura” en Hollywood. 

Su último matrimonio acabó de forma traumática cuando su marido intentó boicotear el programa de radio en el que trabajaba. Hattie a raíz de esto sufrió un infarto, era 1950 y aunque se recuperó, perdió su trabajo en la radio. De lo que no consiguió recuperarse fue de un cáncer de mama. La actriz murió el 26 de octubre de 1952, con sólo 57 años. 

Dejó dos cosas escritas en su testamento: Que la enterrasen en el cementerio Hollywood Forever, y que su Oscar fuera entregado a la Universidad de Howard. Pero hasta después de muerta sufrió el racismo y no se cumplió su última voluntad porque en el cementerio no se permitía enterrar a negros. Muchos compañeros enviaron flores a su funeral pero solo James Cagney asistió. Casi cincuenta años después en el cementerio se puso una placa que recordaba a la gran actriz y el gobierno de los Estados Unidos emitió un sello postal que reconocía todos sus méritos. 

Su Oscar también desapareció durante las revueltas que se produjeron tras el asesinato de Martin Luther King en 1968. Nadie sabe qué fue de la placa que la reconocía como mejor actriz de reparto de 1939 y que supuso un hito histórico en el cine. 

Setenta años después, Mo´nique era la quinta mujer de la historia en conseguir un Oscar por su papel en “Precious”, en su discurso se acordó de Hattie: “Quiero agradecer a Hattie McDaniel por soportar todo lo que tuvo que soportar para que yo no tuviera que hacerlo".



Documentación

Hattie McDaniel: la cruel historia de una actriz que ganó un Oscar y desafió a la sociedad

Hattie McDaniel, la primera actriz negra en ganar un Oscar

Hattie McDaniel: drama, racismo y polémicas de la primera afroamericana con un Oscar





Jean Harlow, la "rubia platino". La vida como un guion de cine

Jean Harlow fue uno de los primeros sex symbols de Hollywood. Su vida fue demasiado corta pera muy intensa. 

Desde joven quiso ser estrella de cine por eso cuando sus padres se separaron viajó con su madre hasta Los Angeles con la idea de recibir formación artística, tenía 12 años y pronto volvió a su Kansas natal decepcionada. Con 15 años contrajo escarlatina mientras estaba en un campamento, que le generaría problemas de salud de por vida. 

Con 16 años se casó con Charles McGrew, un joven y rico heredero, ella aún estaba en el instituto. Juntos volvieron a Los Angeles, donde Jean empezó a hacer pequeños papeles, pero una presencia espectacular hizo que Howard Hughes se fijara en ella para protagonizar “Los ángeles del infierno”. La crítica hacia su actuación fue demoledora pero el publico la adoró desde el primer instante y los papeles importantes fueron cayendo uno tras otro: “El enemigo público”, “Jaula de oro” o “La pelirroja”. 

Jean Harlow, con 18 años se había divorciado y vuelto a casar con un ejecutivo de la industria llamado Paul Bern. Su matrimonio fue un fracaso porque Bern era impotente y desahogo su frustración dando palizas a la actriz desde la misma noche de bodas. 

En el aspecto profesional, Jean Harlow Había firmado con la Metro, que había pagado a Hughes 30000 dólares, y había comenzado a rodar “Tierra de Pasión”. Durante el rodaje se vio envuelta en un escandalo que los estudios intentaron silenciar. Su segundo marido apareció muerto completamente desnudo frente al espejo con un tiro en la sien. La primera sospechosa fue la actriz, pero según informó la policía, aunque no se descartaba el asesinato con cambio de sospechosa, todo parecía indicar que el ejecutivo se había suicidado obligado por la aparición de su anterior mujer. Ésta había sido abandonada en un psiquiátrico por Bern sin divorciarse de ella, lo que le convertía en bígamo. Las sospechas ya recaían en su anterior mujer, pero el caso no se pudo resolver al aparecer la mujer muerta a los dos días flotando en el rio. 

Este hecho no daño la reputación de la actriz, todo lo contrario, su fama aumentó. Era una de las más grandes estrellas de Hollywood. Un nuevo escandalo por una relación con el mujeriego boxeador Max Baer, obligó a que el estudio lo tapase con un nuevo matrimonio de la actriz. En este caso su matrimonio con Harold Rosson duró siete meses. Jean ya tenía una nueva relación, aparentemente más definitiva con el actor William Powell. 

En los últimos días del rodaje de “Saratoga” que la “rubia platino” estaba haciendo junto a Clark Gable, sufrió una pérdida de conocimiento tras llevar varios días con problemas en la parte baja de la espalda. Se achacó a agotamiento y la actriz pidió un par de días de permiso para recuperarse en casa de su madre. 

A los siete días sin tener noticias suyas Clark Gable y algunos miembros del equipo se presentaron en casa de su madre, donde se encontraron a la actriz en estado crítico. Su madre que pertenecía a la Iglesia de la Ciencia Cristiana no permitió que la viera ningún medico ya que solo confiaba en la oración como medio de curación. Sólo la intervención del presidente B. Mayer convenció a la madre para su traslado al hospital. 

Era demasiado tarde, Jean Harlow murió a los nueve días por una infección renal. Tenía 26 años. 

Su funeral fue multitudinario, la muerte de la jovencísima actriz había impactado a la sociedad que fue en masa a despedirla. Powell estaba destrozado por la muerte de su prometida y preparó tumbas contiguas para en el futuro descansar juntos. En la lápida de Jean Harlow se escribieron dos palabras: “Our Baby”. 

La película “Saratoga” se terminó con dobles y se estrenó dos meses después de la muerte de Jean Harlow. Fue el mayor éxito de su carrera.




Sonrisas y lágrimas, (The Sound of Music, 1965, Robert Wise)

Rodgers y Hamerstein eran dos guionistas de prestigio en Broadway, pero su último musical no había sido bien recibido por la crítica teatral. La obra “The sound of music” era considerada como una versión almibarada de la familia Von Trapp, una historia de monjas, nazis y un grupo de niños educados por un padre viudo. 

Cuando se planteó llevar al cine el musical, muchos estudios la rechazaron. Finalmente la Fox se encargo de su producción pero nadie quería dirigirla, se ofreció a Billy Wilder, a William Wyler y a Robert Wise, y ninguno aceptó la dirección. Una circunstancia que obligo a retrasar su siguiente película concedió a Wise la posibilidad de dirigirla, los estudios aumentaron su participación en los beneficios y el director aceptó. 

Lo mismo que con los directores ocurrió con el papel protagonista, fue rechazado por Audrey Hepburn, Doris Day o Julie Andrews. Esta última que venía de ganar el Oscar por Mary Poppins pero veía el personaje muy parecido y temió caer encasillada. Finalmente Robert Wise consiguió convencer a la actriz que era prácticamente el único reclamo con el que iba a contar la película. 

La película tuvo unas críticas pésimas en su estreno, pero tuvo el respaldo del público primero, con una recaudación de 115 millones de dólares frente a los 8 que costó y posteriormente, el beneplácito de los Oscars con cinco premios de diez nominaciones, entre ellos mejor película y mejor director. Julie Andrews se tuvo que conformar con el globo de oro. Como curiosidad, varios de los críticos que machacaron con sus opiniones la película en su estreno fueron despedidos. 

“Sonrisas y lágrimas”, como se tituló en España, superó a “Lo que el viento se llevó” en recaudación hasta que ésta se reestrenó en 1970. Durante la película Julie Andrews estuvo varias veces en grave peligro. En la escena en la que gira cantando en la montaña que se grabó desde un helicóptero, éste, por la fuerza del aire, derribó en varias ocasiones a la actriz provocando golpes de considerable importancia. También estuvo en peligro de ahogarse en una escena en la que vuelca la barca, al intentar sacar a uno de los hijos pequeños que apenas sabía nadar. 

Otros de los éxitos que obtuvo la película fue el reclamo turístico de los paisajes naturales que fotografía, y que hicieron de Salzburgo un lugar de peregrinación de fans de la película con cientos de miles de visitantes anuales. A pesar de esto, la ciudad votó en contra de conceder una calle a la institutriz Maria Von Trapp, debido a que estudios hechos sobre el personajes concluyeron que no era tan idílica como retrata la película, digamos que la institutriz en realidad era más parecida a la Señorita Rottenmeier que a Mary Poppins. 

Como curiosidad comentar que la película en Alemania fue cortada en la escena de la boda. Otra anécdota es que la verdadera familia Trapp fue invitada a presenciar el rodaje y puntualmente en escenas grabadas ese día aparecen como extras. Además, comentar que unas de las libertades que se toma el guion es que el número de hijos e hijas no se corresponde proporcionalmente con el real, igual que el orden de edad, ya que el mayor era hombre y en la película ese papel lo tiene una mujer. 

Queda para el gusto de cada uno valorar como ha soportado el paso del tiempo esta película, aunque los números dicen que fue y sigue siendo un éxito.




Hollywood Canteen, y las estrellas de Hollywood se pusieron el delantal

Cuando Estados Unidos entró en la II Guerra Mundial, el presidente Roosvelt intentó movilizar a las estrellas de Hollywood. Unos se alistaron en el ejército, otras hicieron giras por todo el país vendiendo bonos de guerra, y otros animaron a los soldados acudiendo a bares y cantinas para el ejército. 

En un viaje de Bette Davis a Nueva York visitó una cantina dedicada a las tropas, estaba en la calle 44 y se llamaba StageDoor Canteen. Las camareras animaban a los soldados que tenían que incorporarse a filas, bailando con ellos. 

De vuelta a Los Ángeles, en una conversación con el actor John Garfield, que no había podido alistarse debido a un problema cardiaco surgió la idea de Hollywood Canteen. Davis encontró la sede, un antiguo club cerca de Sunset Boulevard. Para ponerlo en marcha convenció a un grupo de importantes estrellas, pero también consiguió involucrar a todos los estamentos del cine, llegando a trabajar en el proyecto todos los sindicatos de la industria cinematográfica. 

La noche del 3 de octubre de 1942, abrió sus puertas “Hollywood Canteen”. A su inauguración asistieron alrededor de 2000 soldados, además de todas las estrellas de Hollywood, y para verlas se habilitaron unas gradas con localidades a 100 dólares y la recaudación rondó los 10000 dólares. 

En la cantina podían entrar exclusivamente soldados alistados, hombres o mujeres, de cualquier graduación, posición social, y sobre todo, de cualquier raza. El bar, coordinado por Bette Davis, era atendido por todo tipo de profesionales del cine, llegando a prestar su servicio unos 3000 voluntarios. A los asistentes se les servían gratuitamente refrescos, bebidas no alcohólicas y sándwiches hechos por las mismas estrellas. Se animaba a las actrices a bailar con los soldados a ritmo de swing. 

También se quería rendir un homenaje a los miembros de la industria del cine que estaban participando en la segunda guerra mundial, los más famosos entre los combatientes eran James Stewart, Clark Gable, Henry Fonda o James Cagney. Sus fotos presidían las paredes del “Hollywood Canteen”. Entre las estrellas más habituales que lo atendían estaban, la misma Bette Davis, Marlene Dietrich, Rita Hayword, las hermanas Gabor o HedyLamarr. 

Entre las anécdotas, contaba HedyLamarr que después de un día de duro trabajo, Bette Davis, a la que le habían fallado, la sacó de la cama para que fuera a la cantina, después de hacer sándwich la acompaño hasta la pila donde había unos doscientos vasos, y le dijo “yo ya he fregado unos cuantos cientos y necesito que me releven”, y de ayudante puso al actor John Loader. Antes de un año, la pareja de fregadero estaba casada. 

Otro día, Joan Crawford estaba firmando autógrafos a los soldados, cuando su “amiga” Bette Davis, le quitó el bolígrafo y la acompañó de la mano hasta el fregadero con el comentario: “Cariño, la guerra también se hace en la retaguardia”. De la animación musical se encargaban entre otros Glenn Miller, Xavier Cugat, Bing Crosby o las Andrew Sister. 

Como propaganda, en 1944, se rodó la película “Hollywood Canteen”, que contaba el fin de semana de permiso de unos soldados que visitaban el local. Casi cincuenta estrellas de Hollywood se interpretaban así mismas. El argumento era lo de menos y la película no tenía una gran calidad, pero consiguió su objetivo, llegar a las tropas y animarlas en el frente. 

Aunque las estrellas dejaron de prestar sus servicios con el fin de la guerra, “Hollywood Canteen” permaneció abierta hasta 1951.



Los sobornados, (The Big Heat, 1953, Fritz Lang)

Si decimos que Fritz Lang es un maestro del cine negro no vamos a descubrir nada nuevo. 

En los cuarenta nos presentó dos obras maestras del género, “La mujer del cuadro” y “Perversidad” con la misma pareja protagonista, Edward G. Robinson y Joan Bennet, y con los mismos personajes, el hombre atrapado por la femme fatale. 

En los cincuenta cambió de pareja protagonista pero con el mismo resultado, dos obras maestras, “Los sobornados” y “Deseos humanos”, ellos eran Glenn Ford y Gloria Grahame. 

El film “Los sobornados” nos descubre todo lo malo que puede engendrar la sociedad, si ya de por si el cine negro nos muestra el lado más podrido de la sociedad, nadie nos lo cuenta como Fritz Lang en “Los sobornados”. Es una historia cruelmente posible que está llena de momentos dramáticos, que nos muestran un sistema corrupto donde miserables y traidores capaces de todo campan a sus anchas. 

Glenn Ford, en el que es uno de los mejores papeles de su gran carrera, interpreta un detective de policía que obligado por las dramáticas circunstancias camina, siempre incorruptible, por el filo de lo moral y lo legal. 

Gloria Grahame está espectacular en un papel ambivalente como chica del gánster que quiere huir de ese mundo oscuro. Impresionantemente bella incluso cuando muestra las dos caras. Siempre enfrentada a Lee Marvin, en el papel que le proporciono el espaldarazo definitivo en su carrera. El tercero de esta película al que podría asignársele el título de mejor papel de su carrera, Vince Stone, el matón sádico y elegante. 

Los demás secundarios, igualmente, están geniales, la amante y perfecta esposa interpretada por Jocelyn Brando (si, es la hermana de Marlon), y sobre todo Jeanette Nolan, la que monta toda la historia, siendo, frente a la ética de su suicida marido, la que quiere sacar tajada. Para la historia del cine deja la famosa frase: “Alguien va a pagar por esto... porque se olvidó de matarme”. 

La película, con música, guion y fotografía espectaculares, empieza con un ataque de integridad, que unos tratan de ocultar y otro de descubrir, a partir de aquí todo es cine negro del mejor. 

El impecable guion está basado en un serial del Saturday Evening Post, de William P. McGivern, editado como una novela titulada como "The Big Heat", pero la dirección de Fritz Lang del film con el mismo título es apoteósica, consiguiendo una obra maestra que se constituye como una de las cimas del cine negro. 

Una obra maestra obligatoria.




2001: Una odisea del espacio (2001: A space odyssey, 1968, Stanley Kubrick)

2001, Es la historia de la humanidad, desde su principio hasta… ¿su final? 

En el principio y en el final, algo no producido por la naturaleza, un monolito perfecto, el origen de la inteligencia en el primate y el testigo del último momento en el final.  

El primate, después de tocar el monolito, evoluciona cuando toma un hueso y lo usa como arma, y el más evolucionado es siempre el que somete. La evolución de la humanidad nos lleva hasta el futuro en el espacio, en este escenario se plantea una lucha en la parte más alta de esa evolución, la inteligencia humana y la inteligencia artificial.

Esta interpretación de la película es una de las miles que puede haber sobre esta película, tantas como personas han podido ver "2001", y han querido sacar su conclusión. Hay otros que no han querido sacar ninguna conclusión porque la consideran una historia sin sentido… por esto es una obra maestra, porque Kubrick ha conseguido su propósito, que tú saques tus conclusiones, él tiene las suyas.

No cabe duda que Kubrick crea su película mas original, más magnética, más extraña; la escena del primate y el hueso con "Así habló Zaratustra" de Strauss de banda sonora o el enmudecimiento de Hal forman parte de la historia del cine.



Jean Renoir, "Mi patria es el cine"

Charles Chaplin y Orson Welles consideraban a Jean Renoir el mejor director de la historia, pero lo que llevó al director francés a ponerse detrás de una cámara no fue el amor por el cine, si no el amor por una mujer. Así lo recuerda en sus memorias el mismo Jean Renoir, armándose de sinceridad: "No puse los pies en el cine sino con la esperanza de hacer de mi mujer una vedette. Tenía la decidida intención de, una vez alcanzado ese objetivo, volver a mi taller de ceramista". Su mujer era Katherine Hessling, a la que conoció porque era la modelo de su padre el gran pintor impresionista August Renoir. 

Para poder hacer películas, Jean Renoir vendió las grandes pinturas que había heredado de su padre, pero sus películas no eran comerciales y su cine no se parecía a lo que llevaba público a las salas, y no fueron aceptadas. 

"Hay una sola cosa que interese al hombre: el hombre", solía decir, por eso sus historias eran las historias de sus personajes, la vida misma, y los actores los que transmitían el mensaje, por eso Renoir se forjó como un gran director de actores. 

El director francés se trasladó a Estados Unidos especialmente por dos razones, la primera fue la gran decepción ante el fracaso y la reacción del público que intentó quemar la pantalla con periódicos en el estreno de su film La regla del juego de 1939. La segunda razón fue que Hitler invadió Francia, y el estaría en peligro al considerarse un cineasta de izquierdas. 

Por su salida del país fue tachado de cobarde por la izquierda francesa, pero Estados Unidos tampoco le recibió como quien era, uno de los grandes, y el productor Daryl Zanuc, sentenció: "Renoir tiene mucho talento, pero no es uno de los nuestros." 

Años después, obtuvo el reconocimiento que se le debía por su obra y por su fidelidad a la forma de crear cine, una manera de hacer cine y de contar la vida que influenció a muchos directores, creando incluso corrientes como el Neorrealismo Italiano o Nouvelle Vague francesa de los 60. Para entonces el maestro se dedicaba a la enseñanza, de cine, por supuesto. 

Entonces, y después de haber cosechado el reconocimiento internacional, Francia criticó que no volviese a su país, la respuesta de Renoir fue tan sincera como rotunda: "Mi patria es el cine."

Entre sus obras maestras están "Los bajos fondos" de 1936, "La gran ilusión" de 1937, "Las reglas del juego" de 1939, "Esta tierra es mia", 1943, "El rio" de 1951 y "French cancan" de 1955.



Ben Hur, Un rodaje histórico

Se buscan hombres con barba para rodaje de película. Así rezaba el anuncio al que acudieron más de cinco mil personas. Prácticamente todos consiguieron el trabajo porque la superproducción requería un gran número de extras. En los estudios Cinecittá se estaba rodando Ben Hur, y estos organizaban visitas al rodaje. 

Por unas cuantas libras se podía visitar los escenarios y unos veinticinco mil turistas pasaron por el gigantesco estudio. Las visitas se podían compaginar con el rodaje porque se habían construido unos trescientos decorados. 

Los productores quisieron dotar a la película del mayor realismo posible y se construyeron replicas exactas de pinturas y estatuas, incluso las galeras a las que es condenado Judá Ben Hur son autenticas reconstrucciones de galeras auténticas. 

La escena más famosa del film, la carrera de cuadrigas, se realiza en un circo recreado al más mínimo detalle del Circo de Antioquía. Los turistas podían ver carreras de cuadrigas ya que durante cuatro meses los 72 caballos estuvieron entrenando diariamente de manos de los dobles que iban a guiarlos en el rodaje. Incluso se podía ver a los actores principales que estuvieron aprendiendo a llevar las cuadrigas para poder filmar los planos medios. 

El rodaje de las carreras de cuadrigas se llevó a cabo en pleno verano y los quince mil extras tuvieron que soportar un calor infernal. A pesar de que había aguadores entre los extras, hubo que habilitar una enfermería de campaña para atender desmayos y lipotimias. 

El escenario era el más grande que se había construido hasta el momento, llevó casi un año hacer la recreación del circo que tenía 460 metros, y que se rellenó con 36.000 toneladas de arena traída desde el Mediterráneo. El rodaje de los 32 minutos de la carrera llevó más de tres meses y más de 60.000 metros de película que se quedarían en 228 en el montaje final. 

Para el vestuario se creó un equipo de más de cien modistas a las órdenes de Elizabeth Haffernden que estuvieron trabajando desde más de un año antes con telas traídas de todo el mundo. 

La banda sonora de la película fue compuesta por un gran especialista en música de cine histórico, Miklós Rózsa. Se compusieron más de tres horas de música original que fue grabada por la orquesta de la MGM, ampliada hasta 100 músicos. para el film se emplearon dos horas y media de la música compuesta, lo que la convierte en la banda sonora de mayor duración de la historia del cine. 

El responsable de esta gran obra, el productor Sam Zimbalist falleció durante el rodaje, por lo que no pudo ver la obra finalizada. Tampoco pudo ver el éxito de crítica y público que obtuvo la película, ni pudo recoger ninguno de los once Oscars que ganó la película, un récord que a fecha de hoy sigue sin ser superado.



Cómo Brando consiguió el papel que le abrió las puertas del cine

Elia Kazan quería producir para el teatro la obra de Tennessee Williams “Un tranvía llamado deseo” a las pruebas se presentó un buen actor pero que era demasiado joven, sólo tenía veinte años. Para Kazan era ideal pero tenía un acuerdo con el autor de la obra, no elegiría el actor principal sin el visto bueno del dramaturgo, así que pidió al actor que viajase hasta la residencia de Williams para que le conociese.

El productor pagó el viaje a Brando, pero este decidió viajar haciendo autostop y aprovechar para conocer mundo con el dinero que le habían dado. Apareció en casa del escritor dos días después de cuando habían quedado.

Williams confundió al joven con un fontanero al que estaba esperando porque se le habían roto las cañerías. Después de arreglar el problema domestico y cobrar, Marlon Brando se dio a conocer. Cayó muy bien al autor, y así se hizo con el papel de Kowalski para el teatro. Seis años más tarde hizo para el cine el mismo papel que le catapultó al estrellato.



Béla Lugosi, el actor que se creyó su personaje

Uno de los actores que se identifican con un personaje es Béla Lugosi, y no sólo porque le llevase a la fama, si no porque llevó el personaje a su vida personal.

Como si de una premonición se tratase, Béla Ferenc Dezso Blaskó, nació en Transilvania, cuna de la leyenda de Drácula. Aunque ya desde joven se sintió atraído por la interpretación, nunca pensó que el personaje creado por Bram Stoker, le llevaría a convertirse en una de las grandes estrellas del cine de terror.

Béla empezó por el teatro interpretando Shakespeare, pero su afición se vio interrumpida por la I guerra Mundial, de la que volvió con importantes secuelas, especialmente en la espalda, que arrastraría toda su vida y que le generaría una dependencia de los medicamentos que le convertiría en adicto.

Emigró a Estados Unidos y empezó a trabajar en Broadway interpretando el papel de Conde Drácula en 1927, apoyado en su acento consiguió un gran éxito que le abrió la puerta para interpretar el mismo personaje en el cine.

La Universal le propuso un contrato, que Lugosi con un nivel muy básico de inglés, firmo sin entender. El contrato fue de 3500 dólares por la interpretación sin más derechos. La película dirigida por Tod Browning fue un rotundo éxito, pero al actor se encasilló en papeles exclusivamente de terror. Ya encumbrado, rechazó el personaje del monstruo de Frankenstein porque sus fans no le iban a reconocer con tanto maquillaje.

El personaje de Drácula le convirtió en una estrella, especialmente deseado por el público femenino. Según comentó el actor tuvo muchas relaciones en esa época que buscaban ser poseídas por el Conde Drácula y él, que no podía defraudar a sus fans interpretó el personaje en muchas alcobas. Pero ese éxito con las mujeres era ficticio, y fracasó en su cinco matrimonios por su carácter celoso, colérico y porque trataba a sus mujeres como sirvientas.

En el aspecto personal para mantener el ritmo que exigía Hollywood y poder soportar los dolores de espalda que le habían quedado de la guerra, se convirtió en adicto a la morfina y a la metadona, sin dejar de ser un bebedor habitual, lo que le llevó a una decadencia física y artística. Una situación económica cada vez más precaria le llevó a la ruina en 1955, llegando a ser desahuciado. Tocando fondo, fue la primera estrella en reconocer una adición e ingresar en un centro de desintoxicación. Hollywood le dio la espalda, pero un admirador suyo entre las estrellas, Frank Sinatra, se hizo cargo de las facturas del centro.

Nunca llegó a recuperarse, y Lugosi intentó salir adelante con pequeños papeles en películas de serie B.

Prácticamente arruinado y convertido en un prematuro anciano, murió de un infarto mientras dormía en 1956, solo y rodeado de botellas vacías en el pequeño apartamento al que se retiró. 
Fue enterrado con el disfraz de Drácula con el que hacía pequeñas actuaciones, algunos dicen que lo dejó escrito como última voluntad aunque lo cierto es que no tenía otro traje. Este hecho generó que todo lo relacionado con Lugosi, fuera codiciado por coleccionistas de todo el mundo.




Rififi, (Rififi, 1955, Jules Dassin)

El director norteamericano Jules Dassin, era hijo de un barbero judío de origen ruso, así que cuando empezó la famosa "caza de brujas" fue de los primeros señalados. Dassin se vio obligado a emigrar a Francia donde empezó de nuevo su carrera cinematográfica con "Rififi" Dassin, que por haber estado en la lista negra de Hollywood, llevaba cuatro años en el paro, así que prácticamente empezaba de cero, partiendo de un presupuesto de tan sólo 200.000 dólares.


En esos cuatro años Dassin escribió un guión increíble, con diálogos escasos pero con una puesta en escena y una manera de narrarnos la historia como no se había visto hasta entonces.


La escena del robo, que dura aproximadamente 35 minutos y en la que no hay música, no hay diálogos, sólo hay miradas, eleva a Rififi hasta uno de los puesto más alto en el ranking de películas de atracos, a la altura de "La jungla del asfalto" de Huston o "Atraco perfecto" de Kubrick . Los detalles de esta escena son tan meticulosos en su construcción, y con detalles tan precisos, que la película fue revisada por la policía antes de su estreno por temor a que fuese un manual de instrucciones para atracadores.

Para completar esta obra maestra, una banda sonora especialmente cuidada, maravillosa, empezando por la canción “Rififi”, y sobre todo el tema tras el que se hace el silencio, con un tarareo al que se van incorporando los instrumentos y que nos indica cómo tiene que funcionar todo en el robo, como una orquesta.


El increíble escenario de Paris en invierno con sus calles mojadas por la lluvia, sacan la mejor fotografía en blanco y negro, y crea un entorno criminal que le da un toque muy negro al film. Un toque que eleva la película a la categoría de obra maestra del cine Noir 

Según François Truffau la película de Jules Dassin era la mejor película de cine negro que había visto nunca., Rififi fue nominada a la Palma de Oro y resultó ganadora del Premio a la Mejor Dirección en el Festival de Cannes de 1955. El título de la película viene de un término francés que significa trifulca y desde entonces al método de robo similar al desarrollado en la película se le conoce como método Rififi.


Argumento, puede contener spoiler

Tras cumplir cinco años de condena en prisión, Tony Le Stephanois (Jean Servais) se reencuentra con sus amigos Jo Le Suedois (Carl Möhner) y Mario Ferrati (Robert Manuel), quienes le proponen un sonado golpe a la joyería Mappin & Webb Ltd. de París. Pero Tony declina la oferta de colaboración e intenta dejar atrás su carrera delictiva. Cuando se reúne con su bella amante Mado (Marie Sabouret) y descubre que ella ha estado con un gánster rival llamado Louis Grutter (Pierre Grasset), cambiará su idea de orientar su vida hacia una existencia honrada y se involucrará en el robo para conseguir dinero y recuperar su posición anterior a su ingreso en prisión, organizando el golpe con una planificación impecable en el que lo único que puede fallar es el factor humano.




Kirk Douglas y Burt Lancaster, ¿una gran amistad?

Son muchos los que dicen que su amistad era fingida y que era una actuación más, para otros forman parte de una de las grandes amistades que Hollywood ha dado. Lo cierto es que entre 1948 y 1986 hicieron juntos siete películas y al menos delante de las cámaras la química era innegable.


Parece ser que de esta amistad y de un número en la presentación de los Oscars de 1958, comenzó la maldición de la estatuilla que persiguió a Kirk Douglas toda la vida, y que Burt Lancaster eludió una sola vez.

Tenían que presentar el premio a mejor actor, y a propuesta de Douglas hicieron un número musical. No eran ni cantantes ni bailarines pero eso no importaba, porque se reían del ridículo de ser uno de los cuatros que se quedan sentados cuando el quinto ganaba el premio. Pero para ello se burlaron y rozaron el insulto a los nominados de aquel año: Marlon Brando, Tony Franciosa, Alec Guinness, Anthony Quinn y Charles Laughton. La academia y sus miembros no se lo perdonaron, al menos a Douglas, de quien salió la idea.

A Kirk Douglas le gustaba medirse en duelos interpretativos con otros actores y según el reconoció, con Burt Lancaster, del que tenía celos, casi siempre salía mal parado. Tras su penúltima intervención juntos comentó "Por fin me he librado de Burt Lancaster. Mi suerte ha cambiado para mejor. Ahora trabajo con chicas guapas".

Burt Lancaster siempre eludió hablar de su amistad, pero Kirk Douglas no dejó de tenerle presente, incluso en su 100 aniversario se acordó de su amigo. Leo las noticias de Hollywood y ya no conozco a nadie ¿dónde está Burt Lancaster?, Lo llamaba Boit y él a mí Koik. Era maravilloso. Se han ido todos. Me siento solo. Yo discutía constantemente con Burt, pero le echo mucho de menos”.




Actuación en los Oscars presentando el mejor actor


Vivien Leigh, una vida dramática fuera de las cámaras

Vivien Leigh se enamoro de Laurence Olivier cuando le vio en una obra teatral, a él le ocurrió lo mismo. Ambos habían nacido para la interpretación, él era un actor contrastado y ella estaba empezando. Desde la admiración mutua había surgido un flechazo que les convertiría en amantes. Ambos estaban casados y con hijos, y renunciaron a sus familias para permanecer juntos. 

Viajaron a Hollywood para que Olivier protagonizara Cumbres Borrascosas, y para firmar el papel en Rebeca. Ella llevaba una carta de presentación de Myron, para su hermano David O.Selznick que no dudó en contratarla para el papel de Scarlett en Lo que el viento se llevó. Sendos papeles les convirtieron en estrellas, aún así, como la sociedad no veía con buenos ojos su relación considerada adultera, se divorciaron de sus respectivas parejas y se casaron. Se convirtieron en la perfecta pareja, estaban enamorados y eran jóvenes, guapos y famosos.

No supieron gestionar la fama y les perdió una obsesión, estaban enamorados y querían trabajar juntos. Hollywood no les daba la oportunidad, e invirtieron todas sus ganancias en crear una compañía de teatro para representar juntos Romeo y Julieta. La obra fue un completo fracaso y perdieron todo lo que habían ganado en Hollywood.

Inglaterra estaba asediada por la II guerra mundial y el matrimonio volvió a su país. El se alistó como piloto de la RAF y ella contribuyó a vender bonos de guerra. El cambio de Hollywood a la húmeda Inglaterra sentó muy mal a Vivien. La actriz contrajo una tuberculosis crónica que le dejaría secuelas importante. Poco después de su recuperación sufrió un aborto que se consideraría el detonante de la enfermedad mental que le acompañaría toda su vida. Desarrollo una bipolaridad que era difícil de ocultar. 

Posiblemente esa bipolaridad fuera el motivo de que Vivien, unos años después, le dijera a su marido que había dejado de amarle con una frialdad absoluta, para a continuación plantearle tener un matrimonio abierto a otras relaciones. Olivier enamorado y conocedor de que esa situación estaba motivada por la enfermedad de su mujer, aceptó esperando que más pronto que tarde esa situación volviese a la normalidad.

A pesar de ser conocedor de las relaciones que su mujer mantenía con otros hombres, entre los más habituales estaba Peter Finch, Olivier hacía todo lo posible por mantenerla a su lado y por ello, contra su voluntad, aceptó montar para Vivien la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado deseo. Ella deseaba el papel de Blanche, a él la obra le parecía poco respetable y muy escandalosa, pero la obra fue un rotundo éxito y después de ocho meses de cartel, llegó la oferta a Vivien para protagonizar la película junto a Marlon Brando.

Vivien Leigh acepto protagonizar la película que le valdría su segundo oscar, a pesar que su marido, prácticamente el único que conocía su enfermedad, le pidió que no lo hiciese ya que había empeorado con la obra y se temía lo peor con su interpretación en la película, como así ocurrió.

Vivien empezó a sufrir evidentes cambios de ánimos pasando de la depresión a la hiperactividad que se reflejaba sobre todo en el sexo. Los médicos diagnosticaron lo que entonces se llamaba manía depresiva y para la que el tratamiento entonces era la sedación para el descanso y electro sock. La actriz se sometió a ese tratamiento que en principio funcionó para luego agudizarse. Los médicos entonces aconsejaron, dado que el desencadénate de la enfermedad había sido un aborto, que la pareja buscasen otro embarazo. Para su desgracia el embarazo terminó a los tres meses en un nuevo aborto, que dinamitó la relación entre la pareja llegando hasta la violencia física. En ese momento Olivier decidió poner punto final a su matrimonio.

Ella mantenía relaciones con varios actores y el buscó pareja en actrices más jóvenes, aprovechó el largo rodaje de Espartaco para alejarse de Vivien y empezar una relación con Joan Plowright.-

Vivien desde que sufrió una recaída importante durante el rodaje de “La senda de los elefantes” y que le impidió seguir con la película dejando su puesto a Liz Taylor, se había alejado temporalmente del cine. Luego vino el divorcio de Lawrence Olivier y contra todo pronóstico esto dio cierta estabilidad a la actriz que encontró en el actor Jack Merivale una comprensiva pareja. Olivier se casó con Joan, con quien tuvo tres hijos.

La enfermedad de Vivien siempre estaba presente y era pública, en su esfuerzo por intentar normalizarlo contó con el apoyo de sus compañeros del cine y del público, pero no pudo mantener su actividad profesional por mucho tiempo. Su deterioro físico era más que evidente y aparecieron complicaciones con su tuberculosis.

A los 53 años, esa tuberculosis crónica contraída durante la guerra, fue la causa de su muerte. Olivier nunca dejó de estar pendiente de su enfermedad y fue la primera persona a la que la pareja de Vivien comunicó su muerte. Cuando Olivier llegó al domicilio, Jack Merivale tuvo la deferencia de permitirle velarla en privado. Nunca se habían dejado de amar, pero la enfermedad les había impedido seguir juntos.


Vivien Leigh falleció el 8 de julio de 1967.



Joanne Woodward, la primera estrella con estrella

Su madre, una amante del cine, quería que su hija fuera actriz, por eso le puso por nombre Joanne, por Joan Crawford.  Joanne siendo una niña, estaba enamorada de Lawrence Olivier desde que le vio en Cumbres borrascosas  y tuvo la oportunidad de conocerle cuando su madre la llevó hasta Alabama para asistir al estreno de "Lo que el viento se llevó". En ese momento supo que iba a ser actriz.

En cuanto pudo su madre la inscribió en la escuela de interpretación de su ciudad, para a continuación estudiar arte dramático en la universidad de Luisiana. 

La actriz se convirtió en una estrella de cine, tal como deseaban ella y su madre, y gano un oscar por las tres caras de Eva, fue premiada en Cannes como mejor actriz por la película El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas, e inauguró el paseo de la fama de Hollywood al ser la primera persona en recibir su estrella en la acera de la famosa calle. 

Para muchos, solo es la mujer de Paul Newman con el que trabajó en 13 películas, y con el que protagonizó un escandaloso adulterio para empezar una relación que duraría cincuenta años, pero Joanne Woodward, ha dejado constancia de su calidad como actriz en una dilatada carrera en la que en demasiados momentos ella decidió dar un paso al lado y ser la mujer de... en lugar de ocupar el puesto que merecía en el estrellato de Hollywood.







Veronica Lake y el peinado prohibido

Constance Frances Marie Ockelman, tuvo una imagen, que al margen de sus interpretaciones, pasó a la historia del cine. El azul de sus ojos l...