Cyd Charisse, cuyo nombre real era Tulla Ellice Finklea, tomó como nombre artístico el nombre con el que era llamada por su hermano, Cyd (de sister) y el apellido de su primer marido Nico Charisse.
Había
nacido en Amarillo, Tejas y empezó a bailar por una de esas casualidades de la
vida. De pequeña padeció una enfermedad para cuya recuperación los médicos
aconsejaron ejercicio del tipo ballet. Sus padres la apuntaron a ballet clásico
y enseguida se mostró grandes dotes para la danza, y decidió que ese era el
camino que quería seguir en la vida. Quiso perfeccionarse en Europa, y siendo
muy joven se enroló en ballet ruso de Sergei Diaghilev con el que comenzó a
viajar por toda.
Las
giras de la compañía se suspendieron por la II Guerra Mundial y volvió a
América. Con solo 18 años se casó con su nuevo profesor de baile, Nico
Charisse, y debutó en 1943 con 20 años en el cine junto a Don Ameche en “Something
to Shout About”, en el papel de Lily Norwood.
La
Metro se fijó en ella y le ofreció un contrato, y con el auge de los musicales
comenzó a participar en varias películas, hasta que en 1951 se le ofrece un
papel "Cantando bajo la lluvia", para bailar junto a Gene Kelly. Su
actuación hizo que brillara con luz propia, y el actor y director contaría con
ella como pareja en "Brigadoom" o "Siempre hace buen
tiempo".
Para
otro gran bailarín, Fred Astaire, tampoco pasaría inadvertida, y la tuvo como
compañera de baile en "Melodías de Broadway" y "La bella de
Moscú".
Cuando
le preguntaron pasado el tiempo que quien era su favorito entre los dos grandes
bailarines, llena de diplomacia, dijo: “Es como comparar manzanas con naranjas.
Ambas son deliciosas”, “A Gene Kelly le interesaba la técnica de la cámara y el
diseño de los planos. Le importaba todo el conjunto. A Fred Astaire, en cambio,
le gustaba más la coreografía y lo que íbamos a hacer los dos. Era más
artista"
Se
retiró cuando el auge de los musicales empezó a decaer para dedicarse a su
familia. Se había divorciado de Nico Cherisse en 1947 para casarse al año
siguiente con Tony Martin con quien estaría casada 60 años. Tuvo dos hijos, uno
de cada matrimonio.
En
los 50 la Metro convirtió sus piernas en las más valiosas de la historia del
cine al asegurarlas en 5 millones de dólares. No es de extrañar, porque sus
esculturales piernas, unido a su elegante forma de bailar, llamaban la
atención, y no hay que olvidar que en los musicales la censura eran más
tolerante con la sensualidad, tal como Cyd Charisse comentó en el festival de
San Sebastián al recibir el premio a toda su carrera. “Creo que por eso los
musicales se hicieron tan populares, porque la censura era muy estricta, y
puede que los censores fueran menos estrictos con el baile. Por eso los
musicales tenían mucho atractivo.”