Cyd Charisse, la mujer de las piernas más bonitas y caras de Hollywood

Cyd Charisse, cuyo nombre real era Tulla Ellice Finklea, tomó como nombre artístico el nombre con el que era llamada por su hermano, Cyd (de sister) y el apellido de su primer marido Nico Charisse.

Había nacido en Amarillo, Tejas y empezó a bailar por una de esas casualidades de la vida. De pequeña padeció una enfermedad para cuya recuperación los médicos aconsejaron ejercicio del tipo ballet. Sus padres la apuntaron a ballet clásico y enseguida se mostró grandes dotes para la danza, y decidió que ese era el camino que quería seguir en la vida. Quiso perfeccionarse en Europa, y siendo muy joven se enroló en ballet ruso de Sergei Diaghilev con el que comenzó a viajar por toda.

Las giras de la compañía se suspendieron por la II Guerra Mundial y volvió a América. Con solo 18 años se casó con su nuevo profesor de baile, Nico Charisse, y debutó en 1943 con 20 años en el cine junto a Don Ameche en “Something to Shout About”, en el papel de Lily Norwood.

La Metro se fijó en ella y le ofreció un contrato, y con el auge de los musicales comenzó a participar en varias películas, hasta que en 1951 se le ofrece un papel "Cantando bajo la lluvia", para bailar junto a Gene Kelly. Su actuación hizo que brillara con luz propia, y el actor y director contaría con ella como pareja en "Brigadoom" o "Siempre hace buen tiempo".

Para otro gran bailarín, Fred Astaire, tampoco pasaría inadvertida, y la tuvo como compañera de baile en "Melodías de Broadway" y "La bella de Moscú".

Cuando le preguntaron pasado el tiempo que quien era su favorito entre los dos grandes bailarines, llena de diplomacia, dijo: “Es como comparar manzanas con naranjas. Ambas son deliciosas”, “A Gene Kelly le interesaba la técnica de la cámara y el diseño de los planos. Le importaba todo el conjunto. A Fred Astaire, en cambio, le gustaba más la coreografía y lo que íbamos a hacer los dos. Era más artista"

Se retiró cuando el auge de los musicales empezó a decaer para dedicarse a su familia. Se había divorciado de Nico Cherisse en 1947 para casarse al año siguiente con Tony Martin con quien estaría casada 60 años. Tuvo dos hijos, uno de cada matrimonio.

En los 50 la Metro convirtió sus piernas en las más valiosas de la historia del cine al asegurarlas en 5 millones de dólares. No es de extrañar, porque sus esculturales piernas, unido a su elegante forma de bailar, llamaban la atención, y no hay que olvidar que en los musicales la censura eran más tolerante con la sensualidad, tal como Cyd Charisse comentó en el festival de San Sebastián al recibir el premio a toda su carrera. “Creo que por eso los musicales se hicieron tan populares, porque la censura era muy estricta, y puede que los censores fueran menos estrictos con el baile. Por eso los musicales tenían mucho atractivo.”




Ingrid Bergman, Así nació la actriz

Ingrid Bergman nació un 29 de agosto de 1915 y murió el mismo día 67 años después.

Ingrid Bergman siempre tuvo claro que quería ser actriz. Huérfana de madre desde los tres años, su padre la apoyó en su deseo de ser actriz, en principio para combatir su gran timidez. Pero su padre murió cuando tenía 14 años y su tío con quien vivió tras quedarse huérfana, no la apoyaba, primero porque no estaba bien visto y segundo porque sus notas de estudios eran fantásticas. Su padre le había dejado todo a su hija para que consiguiera su sueño y su tío solo le permitió una oportunidad, si no era admitida en The Royal Dramatic Theater School, donde también estudió Greta Garbo, no podría volver a intentarlo. Ingrid, segura de sí misma, aceptó.

La institución The Royal Dramatic Theater School requería a cada actor que representara tres piezas, después de lo cual, los jueces seleccionarían dos de ellas, si el aspirante era rechazado se le daba un sobre marrón y si era aceptado, un sobre blanco. Ingrid decidió representar una comedia. Mientras actuaba, los miembros del jurado no parecían verle la gracia, ni siquiera prestaban mucha atención. De pronto, tras la primera lectura, le dijeron que podía retirarse sin darle la oportunidad de la segunda. Más de medio siglo después Ingrid recordaba su desengaño:

“Cuando abandonaba el escenario estaba de luto, me encontraba en un funeral. El mío. Era la muerte de mi yo creativo. Tenía el corazón roto de veras. Al salir a la calle, Estocolmo, que siempre me había parecido tan hermoso, ya no lo era, y los actores y actrices que esperaban a recoger su sobre, se reían y burlaban de mí, ¿Por qué no lo has cogido? me preguntaban entre risas. Cada vez me sentía peor. Aunque casi no veía nada porque tenía los ojos llenos de lágrimas. Cuando llegué a casa, me estaban esperando mis primas, me dijeron que había llamado un actor amigo de ellas que había participado en las pruebas. Él había conseguido un sobre blanco y preguntó que por qué yo no había recogido el mío. Le pregunté si sabía de qué color era mi sobre. Me dijo que era blanco. Salí volando. Corrí todo el rato hasta recoger mi sobre blanco. Estaba entusiasmada. Llevada por la agitación, rompí el papel de dentro al abrir el sobre. Años después conocí a uno de los miembros del jurado y le pregunté por qué habían interrumpido mi lectura tan pronto. Él me dijo: “Nos encantó su seguridad y su impertinencia. Hablamos y no vimos ninguna necesidad de perder el tiempo. Sabíamos que era fabulosa y tenía un talento innato. Su futuro como actriz estaba asegurado”. Aquella noche, cuando me enteré de lo del sobre blanco, fue la noche que cambió mi vida.”

 

Así fue como se convirtió en actriz, la que sería una de las más grandes de la historia del cine.



"Anastasia", ("Anastasia", 1956, Anatole Litvak)

La historia en la que se basa la película Anastasia es apasionante. Anna Anderson siempre defendió ser la hija de Nicolás II, única superviviente del magnicidio que acabó con la familia real rusa. Después de un intento de suicidio fue encerrada en un sanatorio mental en Alemania, había ocultado su nombre, para una vez recuperada adoptó el nombre de Anna Anderson y declaró ser una duquesa rusa, esto atrajo a los monárquicos rusos para comprobar si podía ser la hija pequeña del Zar. Unos negaban que lo fuese, otros estaban seguros y a otros les venía bien que esa mujer era Anastasia. Su vida inspiró una obra de teatro que se convirtió posteriormente en una película clásica.

La vida de Anna Anderson, que aparece como una mujer enferma, pobre y con la memoria perdida, es el hilo conductor de la película, a partir de ahí una guerra de intereses sobre su identidad. Basándose en este argumento se construye una superproducción, grandes intérpretes en fantásticos escenarios, con un maravilloso montaje visual y con una fantástica música.

El director que se embarcó en el proyecto fue Anatole Litvak que quiso contar para el papel de Anastasia con Ingrid Bergman. La actriz llevaba varios años haciendo cine sólo en Europa y había muchas dudas de como recibiría público y crítica americana a la actriz sueca. Ingrid Bergman lo había dejado todo por irse a Europa a trabajar con Roberto Rossellini y se había convertido en un escándalo, en primer lugar, porque había abandonado marido e hija para ir a Italia y en segundo lugar porque antes de estrenarse la película Stromboli, ya estaba embarazada del director italiano. El hecho de que los dos mantuvieran sus matrimonios y su relación recibió el repudio de la iglesia y la condena del gobierno americano, finalmente se divorciaron de sus respectivas parejas para casarse. Después de algún tiempo y algún hijo más el matrimonio se acabó, sobre todo debido a las infidelidades de Rossellini.

Pero volviendo a la película, Ingrid Bergman hace una gran actuación, aunque para muchos es una más dentro de su gran filmografía, y Hollywood le devolvió su favor y la premió con su segundo Oscar, además de todos los premios habidos y por haber. Es una opinión general que hay películas por las que hubiera merecido más el oscar y otros premios, pero era como si la academia y otros festivales la hubiesen premiado por volver al cine de Hollywood más que por la película en si.

Junto a Ingrid Bergman, Yul Brynner hace el papel del ex­-general ruso exiliado en Paris, que descubre a la joven amnésica que se parece a la hija del Zar, y que le dará la excusa para utilizarla como la heredera de la familia y de su suculenta herencia. Helen Hayes hace también un grandísimo trabajo en el papel de la abuela, que es la única persona que puede decir si es o no, Anastasia.

El director Anatole Litvak, que había tenido un bagaje lleno de grandes películas antes de la guerra mundial y fue durante la guerra el codirector de los documentales de Frank Capra. A su vuelta a Hollywood encadenó varias películas con gran éxito de crítica y publico (Nido de víboras, Voces de muerte, La noche eterna) que le abrieron la puerta a la dirección de Anastasia con cierta libertad para hacerla a su manera y con un gran presupuesto.

“Anastasia” es una película que, apoyada en grandes actuaciones, atrae al gran público por su historia elegantemente narrada. Aunque como en la historia en que se basa, el final… en fin, es el que es.



Billy Wilder, Marilyn Monroe y una escena para la historia

Marilyn Monroe + Billy Wilder = película mítica de la historia del cine. 
Y ese es el caso de “La tentación vive arriba”. Aunque el director no quedó contento con el resultado al no permitírsele el final que él deseaba, la película fue un éxito rotundo de público. Dos hechos, uno consecuencia del otro, dieron una gran publicidad a la película.

 
Si por algo pasó la película a la categoría de mítica, fue por la escena en la que la actriz pasa sobre unas rejillas de ventilación de la calle y su vestido blanco echa a volar. Era el año 1955 y la imagen para la leyenda le costó a Marilyn el matrimonio. 

La escena había levantado expectación desde el rodaje, la productora para promocionar la película montó en público la escena de Marilyn saliendo del cine, con el aire del metro levantándole la falda en plena Avenida Lexington de Nueva York, y cientos de curiosos se agolparon para ver la grabación. Tuvo que intervenir la policía para acordonar la zona de rodaje pero la repetición de la toma se hacía una y otra vez para satisfacción de los curiosos. 

Entre los que presenciaban la imagen de Marilyn sobre la rejilla del metro enseñando sus piernas y algo más, estaba su marido, Joe DiMaggio. En su cara se apreciaba que estaba muy incomodo por la situación, cada toma era recibida con silbidos de admiración, por llamarlo de alguna manera, hacia su mujer. 

Según recordaba Wilder: “Podía ver en el rostro de DiMaggio lo mal que iba su matrimonio. Sabía desde el principio que no iba a acabar bien, pero sobre todo en la escena delante del cine. Cada vez que el vestido volaba, él se volvía hacia otro lado”. 

La escena era promocional, todo estaba controlado, la actriz incluso había tomado la precaución de usar una braga sobre otra para que no se viese más de lo que ella quería. De la escena en la calle solo se iban a usar primeros planos de la actriz que disfruto con el baño de multitudes, pero los planos generales que se iban a incluir en el film se iban a grabar en estudio, pero eso DiMaggio no lo sabía y le indignó lo que considero un exceso de exhibicionismo que su mujer consentía. 

El celoso jugador de Beisbol decidió esperar a su mujer en el hotel, desde el hall del hotel empezaron los insultos y en la habitación se oyeron gritos y golpes. Esa noche Marilyn recibió el maltrato físico de su marido una vez más, pero fue la gota que colmó el vaso. 

El rodaje se suspendió cuatro días y las maquilladoras tuvieron que emplearse a fondo para disimular los moratones cuando la actriz se reincorporó. Cuando lo hizo Marilyn ya había tomado la decisión de divorciarse con todas las consecuencias. 


La actriz se refugio en calmantes y somníferos, llegaba siempre tarde y la susceptibilidad estaba tan a flor de piel, que cada llamada de atención por su impuntualidad o por los errores en sus frases terminaba con la actriz en un mar de lágrimas. 

Billy Wilder juró que no volvería a trabajar con ella, pero cuatro años mas tarde la dirigía en “Con faldas y a lo loco” y lo hubiera hecho una vez más en “Irma la Dulce” si Marylin no hubiese fallecido cuando se estaba preparando la película. 

La relación del director con la actriz la definió el mismo Wilder con una de sus agudas frases, "Marilyn era como la Segunda Guerra Mundial: fue el infierno, pero valió la pena".



"Un gánster para un milagro", ("Pocketful of Miracles", 1961, Frank Capra)

Los estudios ya no confiaban en Frank Capra aunque parezca mentira, y este se enfrentaba a la que sería su última película, "Un gánster para un milagro". Cómo haría el gran Capra una película sobre un gánster sino era convirtiéndole en el hada madrina de un cuento de hadas. La cenicienta, una anciana mendiga un poco gruñona, pero con buen corazón. El director hace un remake de una película suya, "Dama por un día" de 1933

"Un gánster para un milagro" llega a la gente y no permite que desaparezca la sonrisa durante toda la película, en algún momento mezclándose con una lagrima. El truco es el ritmo de la película y unos personajes llenos de bondad, como no podía ser de otra manera en un film de Capra. 

El gánster es Glenn Ford, la anciana que le proporciona sus manzanas de la suerte es Bette Davis, y la historia cambia cuando la hija de Annie Manzanas anuncia su visita junto a su prometido a Nueva York. Para crear el mundo ficticio en el que la mendiga, según ha contado a su hija, vive, cuenta con Dave, “el Dandy”.  Ambos según contó Capra en sus memorias se llevaron fatal y se pasaron todo el rodaje discutiendo.

El director sabía que iba a  ser su última película y lo apostó todo. La película se rodó en formato panorámico y en technicolor, pero fue una odisea conseguir los derechos para hacer la película que pertenecían a la Columbia. Capra pagó 225.000 dólares para poder hacer la película que deseaba.

El director quería para el papel del gánster a Dean Martin o Frank Sinatra y para el papel de Queenie, la novia del Dandy, a Shirley Jones, pero los papeles cayeron en Glenn Ford y su novia de entonces, Hope Lange.

Hope Lange, Peter Falk, Edward Everett Horton y Thomas Mitchell y el resto de los secundarios que rodean a los dos protagonistas están geniales, sin desentonar en ningún momento y dejando momentos maravillosamente divertidos. Peter Falk tuvo el premio de la nominación al oscar, y la película fue candidata por el vestuario y por la música.

Como anécdota comentar que en la versión doblada para España, se cambian los orígenes y nombres de los personajes, Carlos Romero (Peter Mann) y su aristócrata padre, el conde Alfonso Romero (Arthur O'Connell), pasan de ser españoles a ser italianos, Vittorio Rómulo y Carlos Rómulo, y todo porque  en uno de los fotogramas se puede ver la bandera de la Republica Española en el coche del embajador, que pasa a ser Conti en lugar de Cortez. La censura prefería que no se relacionase la bandera del coche con España.

Capra hizo una comedia clásica, pero eran los años 60, el público había cambiado y la película no triunfo, pero ante tiempos difíciles y en un mundo egoísta es bonito ver a gente que hace el bien sin un motivo y en esas circunstancias el Maestro Capra siempre nos devuelve la fe en la gente, y por eso, el tiempo la ha convertido a "Un gánster para un milagro", en un clásico imprescindible en la filmografía de Frank Capra y de la historia del cine.




Dolores Hart, la actriz que lo dejó todo porque "Dios es más grande que Elvis"

Dolores Hart se crió con su abuelo, un operador de cine que le enseñó de que iba ese mundo del séptimo arte. Ella era hija de los actores Bert y Harriet Hicks, que la tuvieron con 18 años, y poco después se divorciaron. Le costó dejar a su abuelo, pero le quedaba el consuelo de irse con su madre a vivir al sitio donde vivían las estrellas que había visto en la sala de proyecciones, Beberly Hills.

Estaba en la universidad cuando probó suerte en un casting para participar en la película “Loving You”, junto a Elvis Presley. Era muy guapa, se manejaba con soltura y fue la elegida. En la película ella y Elvis, se debían dar un beso apasionado que duraba 15 segundos, pero que llevó horas de rodaje hasta que salió como el director quería porque a los dos le salían los colores. Era el primer beso ante las cámaras para los dos, pero para la joven también era el primer beso de su vida.

Después coincidió de nuevo con Elvis en la película King Creole. A pesar de que la joven actriz había rechazado las proposiciones para quedar fuera de los rodajes en la primera película, fue Elvis el que la propuso para su segunda película juntos.

La cara de Dolores Hart ya se había hecho conocida, y tras sus éxitos junto al rey del rock, cambio totalmente de registros. En una de sus películas interpreto a Santa Clara de Asís para la película de Michael Curtiz, “Francisco de Asís”. La película estrenada en 1961 se rodó íntegramente en Italia y el papa Juan XXIII concedió audiencia a los actores y el director, algo que marcaría a la actriz para siempre.

Solo haría después un par de películas más. La actriz había hecho una decena de películas a las ordenes, entre otros, de Curtiz o Cuckor, y teniendo por compañeros a Montgomery Clift, Stephen Boyd, Robert Wagner, George Hamilton, Anthony Quinn, Myrna Loy o Anna Magnani, y obtuvo una nominación a los globos de oro. En Broadway también había cosechado un importante éxito, había sido nominada a un Tony y ganado el Theatre World Award .

Era 1963 y Dolores Hart tenía una carrera prometedora, un contrato encima de la mesa muy importante de la Metro que quería convertirla en una estrella, estaba comprometida con el empresario Don Robinson y tenía 25 años, pero lo dejó todo y anunció que ingresaba en un convento de clausura. Nadie lo podía entender, pero la decisión era firme.

Casi 50 años después, en 2012, la reverenda madre Dolores Hart, paseo por la alfombra roja de Hollywood para la entrega de los Oscars, el documental sobre su vida y su vocación, “Dios es más grande que Elvis”, estaba nominado a los premios de la academia.

Cada año la abadesa del monasterio benedictino de Regina Laudis en Bethlehem, Connecticut, Dolores Hart, es la única monja con derecho a voto de los Premios Óscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de los Estados Unidos. Fue uno de los suyos y Hollywood no lo ha olvidado.




“Las minas del rey Salomón”, ("King Salomon´s mines", 1950, Compton Bebbett y Andrew Marton)

Es uno de los grandes clásicos de Hollywood y tiene muchos motivos para serlo, principalmente porque combina entretenimiento y calidad. Además de estar nominada a la mejor película, ganó los Oscars al mejor montaje y a la mejor fotografía, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que fue una de las primeras películas en embarcarse en un rodaje en África con todo lo que eso significaba, calor, humedad, insectos y enfermedades tropicales.

Stewart Granger ganó la partida a Errol Flynn y se hizo con el papel. Granger, con una interesante carrera en Inglaterra, debutó en Hollywood interpretando a uno de los aventureros de la literatura por antonomasia, Allan Quatermain. Le da la réplica la pelirroja Deborah Kerr a la que este papel la convirtió en una estrella que encadenaría éxito tras éxito. El papel de la actriz, que no estaba en el libro de 1885 escrito por Henry Rider Haggard, se añadió con el fin de añadir a la aventura un romance.

El tercer protagonista es la belleza de un maravilloso y misterioso continente. El rodaje, que puso a prueba a actores y equipo técnico, los llevó por el Congo, Kenia, Tanzania y Uganda, de las tierras de los Massai a la de los watusis, pasando por lagos y cataratas espectaculares.

La historia narra el viaje de Elizabeth Curtis (Deborah Kerr) que contrata como guía al cazador y aventurero Allan Quatermain (Stewart Granger), para organizar la búsqueda de su marido desaparecido en una expedición en busca de las minas de diamantes del rey Salomón.

La historia se había rodado dos veces antes y se rodaría dos veces después, pero sin la calidad y la emoción de la de 1950, y todo es gracias al gran trabajo de producción de Sam Zimbalist.  El productor contrató a la especialista y gran conocedora de África, Eva Monley que fue supervisora y asistente del productor. Fue su primer trabajo en el cine, pero se convertiría en una indispensable en todas las películas del género desde entonces. Zimbalist eligió para dirigir la película a Compton Bennet, posteriormente se incorporó para ser el director principal Andrew Marton, después de que el primero tuviera problemas con Stewart Granger. La película tuvo un gran éxito de taquilla.

El aventurero protagonista Allan Quatermain tuvo un homenaje junto a los grandes personajes de la literatura de aventuras, y fue interpretado por Sean Connery en “la liga de los hombres extraordinarios”.

Las minas del rey Salomón es de esas películas que se calificaban para todos los públicos, y como "Los tres mosqueteros", "El halcón y la Flecha", "Robin de los bosques", o "El temible burlón", por mencionar algunas, dejaron a niños y niñas con la boca abierta en aquellos cines de sesión doble, y fueron su bienvenida al gran cine. Es posible que no tengan la consideración de obras maestras pero gracias a estas películas de aventuras, muchos jóvenes empezaron a conocer y amar los grandes clásicos. 



Audrey Hepburn y el papel que no fue capaz de hacer

George Stevens le entregó un guion a Audrey Hepburn que sabía que no podría rechazar. Ella estudiaba cada uno que caía en sus manos y luego decidía, pero esté lo rechazó al ver su título. Le mudó el rostro tanto que preocupó al director. Audrey le contó que conocía perfectamente el libro y le contó la historia por la que le era imposible hacer la película sobre Ana Frank.

Ana y Audrey tenían la misma edad, se llevarían un par de meses, y las dos vivieron en Holanda durante la ocupación nazi. La madre de Audrey se trasladó a casa de su madre con su hija cuando se separó de su padre, un simpatizante del régimen nazi. Durante el periodo de guerra Audrey vivió en Arnhem, donde aconteció una de las batallas más duras de la II guerra Mundial, la que se narra en la película “Un puente lejano”. Tras la batalla en la que murieron más de 20.000 personas y en la que la ciudad quedó prácticamente destruida, vino lo peor para los supervivientes, el hambre. Según comentó la actriz: “Nos manteníamos con una rebanada de pan hecho con cualquier cereal y un plato de sopa aguada hecha con una patata. Los que lo soportábamos seguíamos con vida”. Esta hambruna que sufrió pudo estar como secuela en el fondo de los múltiples abortos que sufrió en su vida.

Ya en la capital, y contraria a las ideas de su padre, la joven Hepburn colaboró en actividades a favor de la resistencia, en espectáculos bailando para recaudar fondos o como enlace llevando mensajes, incluso ocultando refugiados, hechos que le hubiera supuesto como mínimo la deportación al tener pasaporte británico.

En 1946, un vecino que trabajaba en una imprenta y conocía su historia durante la guerra, regaló a Audrey un libro que iban a sacar a la venta, trataba de una joven que le recordaba mucho por edad y fisionomía a ella, era “El diario de Ana Frank”. El libro contaba la historia de la joven judía que como ella había vivido el horror del nazismo. Ana Frank había escrito lo que Audrey había experimentado sobre lo atroz de la guerra, con un final trágico en un campo de exterminio. En el libro, que horrorizó a Audrey, hay un pasaje que unió a las dos jóvenes, Ana narra como ejecutaron en plena calle a cinco apresados. Audrey ató cabos, ese mismo día y en el mismo sitio había ejecutado al tío de Audrey, Otto van Limburg, y Ana Frank lo había presenciado. “El diario de Ana Frank” cambió la vida de Audrey Hepburn, que comentó años después: “Nunca he vuelto a ser la misma…Fue una catarsis para mí. Esta joven a la que encerraron entre cuatro paredes pudo escribir lo que experimenté y viví”.

Sobre su negativa a hacer la película comentó: “Estaba tan destrozada por todo aquello, que dije que no podía lidiar con ello. Es un poco como si a mi hermana le sucediera esto… de alguna forma, ella era mi hermana del alma”

El director, lo entendió perfectamente y no insistió, pero aún le hizo una confesión a Audrey, había sido el único superviviente de la familia de Ana Frank, su padre, el que le había pedido que la película fuera interpretada por ella.

Audrey tuvo la deferencia de viajar hasta Suiza, para conocer a Otto Frank, y explicarle en persona lo que había significado su hija para ella, y a pesar de que él insistió, quiso explicarle el motivo ella no podía ser Ana Frank.

No cabe duda de que Audrey hubiera sabido transmitir el personaje de Ana Frank como nadie. Si hubiera podido, pero realmente no pudo.

 


"Canción de cuna para un cadáver", ("Hush... Hush, Sweet Charlotte", 1967, Robert Aldrich)

 Después del éxito que supuso ver juntas a Bette Davis y Joan Crawford en la obra maestra “¿Qué fue de Baby Jane?”, los estudios se pegaban por volverlas a juntar, y fue la Fox quien consiguió ponerlas de nuevo a las órdenes de Aldrich para rodar “Hush... Hush, Sweet Charlotte “, titulada en España como “Canción de cuna para un cadáver”.

Su enemistad había aumentado en la anterior película, y posteriormente en las manipulaciones de la una y de la otra en la carrera de los Oscars, primero para que la otra parte no fuese nominada y posteriormente cuando Davies fue nominada para que no lo ganase.

En la nueva película Bette Davis tomó la delantera y mientras Joan Crawford promocionaba Pepsi, se coló en la producción. Desde ahí, movió los hilos para que el rodaje fuera un tormento para su “amiga”. Nadie fue al aeropuerto a recoger a Joan Crawford cuando se incorporó al rodaje, no tenía reservada una habitación en el hotel del equipo, y cuando le prepararon una suite esta daba a un estercolero, y para colmo después de rodar una escena se fue a dormir un rato a su roulotte y cuando se despertó todos se habían marchado. Indignada ingresó en un hospital con una “neumonía” que retrasaría el rodaje, el movimiento de la Davis no se hizo esperar. Joan Crawford se enteró por la prensa aún en el hospital, que Olivia de Havilland estaba haciendo su papel.

La película que une el drama con el suspense (para algunos terror), contó, además de las mencionadas Bette Davis y Olivia de Havilland, con unos secundarios de lujo, Joseph Cotten, Agnes Moorehead, Cecil Kellaway, Victor Buono y Mary Astor en su última aparición en la gran pantalla

La gran banda sonora de Frank de Vol, nominaciones incluidas por la música y por la canción, merece mención aparte. Al igual que la fotografía en blanco y negro que aporta un enorme dramatismo al film, también con el premio de la nominación a los Oscars.

La película sin ser el éxito de “Baby jane”, triplico en la taquilla su inversión, y optó a un buen puñado de Oscars, hasta siete, entre los que no estuvo la opción para Bette Davis. Algunos dicen que se lo merecía pero que fue penalizada por su dictatorial participación en la producción.

Por supuesto toda la polémica del rodaje trascendió y se convirtió en un capítulo más de Davis Vs Crawford. La rivalidad les pasó factura a ambas, Bette Davis entró en declive y Joan Crawford se alejó de la escena dedicándose a promocionar la empresa de su marido, Pepsi, eso sí, con una preocupante inclinación a la bebida.

La película es una grandísima película, tal vez, un escalón por debajo de “Baby Jane”. Tal vez, si en el reparto hubiera estado Joan Crawford… Tal vez…¿Quién sabe?.

Eso sí, si no lo habéis hecho aún, no dudéis en verla.



Gene Tierney, la trágica vida de la más bella de Hollywood

Gene Tierney estaba considerada en el Hollywood dorado como la actriz más bella, pero tuvo la vida más dramática de cuantas se conocen en la escena hollywoodiense, y todo porque una de sus fans se saltó una cuarentena.

Gene era una joven de familia acomodada. Había estudiado en Europa y en los mejores colegios de Nueva York. Con estos antecedentes nada hacía presagiar que su futuro estaba en la interpretación, pero una visita casual a unos estudios hizo que naciese en ella la vocación. Era muy joven, bella, culta e inteligente y en esa misma visita un productor, hipnotizado por sus ojos verdes, le propuso hacer una prueba de cámara, de allí salió con una propuesta de contrato.

Zanuck la fichó para la Fox y desde su primera película, “La venganza de Frank James” con Fritz Lang, actuó como protagonista junto al que sería su amigo desde entonces, Henry Fonda. Cuando se escucho en pantalla, se horrorizó por su voz y desde ese mismo día comenzó a fumar para que su voz se volviera más grave. Aunque no le gustaba fumar nunca dejó el tabaco

Sin dejar de participar en grandes películas, sería “Laura” la que le convertiría en una estrella. Tierney brilló con luz propia en la película de Preminger y contribuyó a convertir el film en una obra maestra. Durante el rodaje ella estaba atravesando uno de los peores momentos de su vida. Había sido madre hacía poco y su hija Daría, fruto de su matrimonio con el diseñador Oleg Cassini, había nacido, ciega, sorda y con serias deficiencias mentales. Ella había contraído la rubeola cuando estaba embarazada de cuatro meses, y la enfermedad afectó al feto.

Tierney se vio obligada a internar a su pequeña en un centro especializado ya que requería cuidados muy específicos. La actriz comenzó a vivir una época muy dura en su vida personal, pero puso buena cara en Hollywood, y sacó adelante su carrera de actriz sin dejar de cosechar éxitos.

En 1945 la academia le concedió el Oscar por “Que el cielo la juzgue” uno de sus pocos papeles como mujer fatal. Después vinieron “El castillo de Dragonwyck”, “El filo de la navaja”, “El fantasma y la Señora Muir”, “Voragine”, “Al bode del peligro” o “Noche en la ciudad”, todas grandes películas y a cuál mejor.

En 1952 a pesar de que había nacido su segunda hija, Cristina, con una buena salud, su matrimonio se venía abajo por las infidelidades de su marido, que tenía entre sus amantes a Grace Kelly. La pareja terminó por divorciarse y ella comenzó una serie de relaciones que terminaron todas igual, siendo abandonada por la pareja de turno, Spencer Tracy, el príncipe Ali Khan o el entonces senador John F. Kennedy, que no se casó con ella porque casarse con una divorciada no le vendría bien a su carrera política.

Psicológicamente estaba bastante afectada, pero el encuentro con una fan en 1955 la hundió en una terrible depresión. Su seguidora le confesó que ya se conocían, le contó que su admiración por ella venía desde sus primeras películas y que en 1943 con tal de conocerla no le importó saltarse la cuarentena que guardaba por padecer rubeola para ir hasta la Hollywood Canteen, pero que valió la pena porque consiguió darle un abrazo y un par de besos. De esta dura manera Tierney supo cual era la causa de que su hija hubiese nacido con tantas deficiencias.

En ese momento estaba rodando junto a Bogart “La mano izquierda de Dios” y este fue consciente de lo que le pasaba, estaba en shock y con una depresión que le impedía concentrarse. Una hermana del actor había pasado por esta situación. Bogart se volcó con ella, tanto en el tema profesional ayudándola cada día a repasar el guion, como en el personal cuidando de ella y animándola a que en cuanto pudiera se pusiese en mano de profesionales.

Así lo hizo, Gene, en cuanto terminó la película, ingresó en un sanatorio mental en el que se sometió a tratamientos a base de múltiples electroshoks durante aproximadamente un año. Al poco de salir tuvo una tentativa de suicidio. En una crisis estuvo a punto de saltar desde la cornisa de un piso 14, fue salvada in extremis por la policía e ingreso inmediatamente de nuevo en un sanatorio mental.

Como terapia para recuperar la autoestima le ofrecieron pequeños y fáciles trabajos que la mantuviesen con la mente activa, en uno de ellos, mientras trabajaba como vendedora en unos almacenes, fue descubierta por la prensa sensacionalista que la etiquetó como una loca que ya no podía actuar y solo había quedado para trabajos como aquel. Lo cierto es que estuvo casi siete años sin ponerse ante las cámaras.

En 1960 se caso por segunda vez con W. Howard Lee, que sería su compañero y su apoyo hasta que ella falleció

Animada por su amigo Henry Fonda y dirigida por Otto Preminger, en 1962 volvió con el gran film “Tempestad sobre Washington”, pero en el aspecto personal y debido a los tratamientos tan agresivos que había sufrido en su internamiento, le costaba mucho recordar el guion. Hizo alguna colaboración más y se retiró del cine.

El 6 de Noviembre de 1961, a los 70 años falleció por un enfisema pulmonar como consecuencia de su adición al tabaco. Su hija Daría le sobrevivió ingresada en una institución donde ciega y sorda nunca superó la edad mental de los dos años.




“El fantasma y la Señora Muir”, (“The Ghost and Mrs. Muir”, 1947, Joseph L. Mankiewicz)

 En 1947, hacía poco que había acabado la guerra, y una película romántica que se adentra en el terreno de lo fantástico protagonizada por una viuda, y el fantasma de un marinero que se aferra a abandonar este mundo, tenía todas las papeletas para ser un éxito. Si además le añadimos un poco de diversión, una gran dirección, una fantástica producción y la química entre Tierney y Harrison, la formula no podía fallar. El resultado… “El fantasma y la Señora Muir”

Joseph L. Mankiewicz dirigía su tercera película, pero desde su primer film ya mostraba talento a raudales, en el futuro refrendado por cuatro Oscars como director y guionista, y sobre todo por una filmografía repleta de obras maestras y grandes películas

Partiendo del libro del mismo título de la escritora Josephine Leslie, y gracias al guionista Philip Dunne (“¡Qué verde era mi valle!”), a la preciosa partitura de Bernard Hermann, que luego escribiría la música de “Psicosis” o “Vértigo” entre muchas otras, a la fotografía de Charles Lang, candidato al Oscar y como no, a las interpretaciones de Rex Harrison y Gene Tierney, se consiguió una de las películas románticas, fantásticas y más entretenidas de la historia del cine

Este film supuso un gran éxito de crítica y público. Los papeles protagonistas eran para la pareja de moda Tracy y Hepburn, pero ante las dudas del actor su papel recayó en Rex Harrison, con tablas en el teatro clásico británico y una voz prodigiosa muy propicia para un fantasma. Para la dulce viuda pero de carácter y de buen ver, quien mejor que la más atractiva del momento, Gene Tierney, a quien “Laura” había puesto Hollywood a sus pies, pero que ya estaba viviendo momentos muy duros en su vida personal.

Al primero, Rex Harrison, el personaje de fantasma de cierta edad, pero muy atractivo, le sirvió para que se le empezara a conocer como “Sexy Rexy”. La segunda se pasó todo el rodaje con un pie escayolado oculto por las largas faldas de época, por un mal paso al subir y bajar escaleras de dos en dos.

Les acompañan en el reparto George Sanders, una Natalie Wood de tan solo 8 años que hace el papel de la hija de la señora Muir, que Vanessa Brown interpreta cuando se hace mayor.

Los bellos paisajes ingleses que aparecen en el film están rodados en Carmel, una pintoresca población de California, a la que se retirarían varias estrellas del cine clásico y que tuvo por famoso alcalde a Clint Eastwood.

Atentos a un detalle, que ahora pasa desapercibido, pero en la época llamó la atención. La Señora es Muir, es viuda, pero es una mujer joven y quiere independizarse, llevar las riendas de su vida, gestionando su herencia y patrimonio. Todo un mensaje para la sociedad conservadora y machista de la época, 1947.

 

Una película obligada de ver, si aún no lo habéis hecho… no dejéis de hacerlo, seguro que la disfrutáis



Casablanca, La película con más diálogos para la historia

El 26 de noviembre de 1942 se estrenó Casablanca. El estreno iba a ser en enero del año siguiente pero el discurrir de la guerra hizo que se adelantase para hacerlo coincidir con la invasión del norte de África por parte de los aliados, incluidos Marruecos y Casablanca. 

El rodaje estuvo plagado de anécdotas, como que Rick iba a ser Ronald Reagan, pero al final fue Bogart quien hizo el papel, Ilsa no iba a ser Ingrid Bergman pero hubo un trueque entre estudios... "Tú me prestas a Olivia de Havilland y yo te presto a Ingrid Bergman". Y este cambio hizo que cada vez que se encontraba en el rodaje la actriz sueca y Bogart este tuviera que llevar calzas para ponerse a su altura. Nadie sabía que se iba a rodar al día siguiente, ni siquiera los protagonistas sabían hasta el mismo momento de la grabación de la escena si Ilsa se iba con Laszlo o se quedaba con Rick. Aunque algunos dicen que los diálogos lo escribían los hermanos Epstein cada día durante el rodaje, cuesta creerlo ante la riqueza de estos en el guion, 

"Tócala otra vez, Sam". Es una de las frases mas importantes de la historia del cine, pero realmente es una libertad que se tomo Woody Allen para su film sueños de seductor en el que recibe consejos de Ricks/Bogart. Realmente Ilsa dice a Sam: "Tócala Sam, Toca As time goes by".



En cualquier caso según el American Film Institute, Casablanca es la película que más frases tiene en la lista de 100 citas más famosas de la historia del cine. Especialmente las interpretadas por el capitán Renault y Rick son realmente apoteósicas y contribuyen a hacer de la película una de las películas más grandes de la historia. 


Capitán Renault: Pero ¿por qué demonios vino a Casablanca? 

Rick: Mi salud. Vine a Casablanca a tomar las aguas. 

Capitán Renault: ¿Qué aguas? ¿Qué aguas? ¿Las del desierto? 

Rick: Bueno, me informaron mal. 


Herr Heinz: Ya sabemos quién es el asesino 

Mayor Strasser: ¿Está detenido? 

Capitán Renault: No, no hay prisa. Irá a Rick's esta noche. Todo el mundo va a Rick's. 


Clienta: El señor Rick se cree muy especial… 

Cliente: Ha de saber que yo era el director del segundo banco de Amsterdam... 

Camarero: ¿Del segundo? No creo que a Rick le interese. El del primero de Amsterdam es ahora nuestro cocinero. 

Ciente: Que nos veamos reducidos a esto… 

Camarero: Y su padre es el portero. 


Mayor Strasser: Usted enfatiza lo de "tercer Reich". ¿Espera que haya otros?

Capitán Renault: Personalmente me adaptaré a lo que venga. 

Mayor Strasser: (pregunta a Rick) ¿Le importa que le haga unas preguntas? (…) ¿Cuál es su nacionalidad? 

Rick: Borracho. 


Capitán Renault: Ahora iba a redactar el informe. Aún no hemos decidido si murió suicidándose o tratando de escapar 


Capitán Renault: Dejémoslo en 10.000. Soy un oficial corrupto, pero pobre 


Rick: si ese avión despega y no estás con él, te arrepentirás. Quizá no hoy ni mañana, pero pronto y para el resto de tu vida. 

Ilsa: ¿Y nosotros? 

Rick: Siempre nos quedará París. No lo teníamos. Lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca. Lo recuperamos anoche. 

Ilsa: Cuando dije que nunca te dejaría… 

Rick: Nunca me dejarás. 


Capitán Renault: Bueno, Rick. No sólo eres un sentimental sino que te has convertido en un patriota. 

Rick: Parecía el momento para empezar. 

Capitán Renault: Creo que puedes tener razón. (Y tira a la papelera una botella de agua de Vichy)   

Rick: Louie, creo que este el principio de una hermosa amistad.




Ben Hur, y la relación homosexual que se le ocultó a Charlton Heston

William Wyler, director, y Gore Vidal, uno de los guionistas de Ben Hur, lo orquestaron todo para que el actor protagonista, Charlton Heston, no supiera que el personaje que estaba interpretando, Ben Hur, había sido algo más que amigo de Mesala.

El director le dijo a Vidal que necesitaba que en el guion, hubiese un motivo por el que Ben Hur y Mesala pasaban de la amistad al odio a muerte. Este propuso que el paso no fuera este, sino, del amor al desamor y de ahí al odio mas radical, insinuando desde el primer encuentro entre ellos en el film una relación homosexual.

Wyler aceptó la propuesta, pero tenían que andar con pies de plomo, por la época en la que se rodó, y porque uno de los personajes secundarios de la película era Jesucristo, y la censura podía cargarse la película. Otro de los problemas era el protagonista, no podían arriesgarse a que Heston, de ideas conservadoras, se echara atrás en el último momento, ya que era la última opción. Por distintos motivos el papel había sido rechazado por Burt Lancaster y Paul Newman.

Vidal y Wyler acordaron informar de todos los detalles a quien interpretaba la otra parte, Stephen Boyd, pero Wyler pidió que dejaran a Heston de su parte, pero sobre todo, que nadie le mencionara la condición homosexual de su personaje.

Mientras que Stephen Boyd (Messala) era consciente de la trama y actuó consciente de que estaba representando, Heston desconocía que la verdadera razón por la que sus personajes terminaban odiándose, era un romance homosexual de la juventud. Siguiendo las indicaciones de Wyler, sin saberlo, Heston le dio la réplica a Boyd en la escena clave de la película.

 

Cuando se ven aceleran el paso y se funden en un abrazo, sonríen nerviosos mientras cruzan la mirada.

Mesala: "Te dije que volvería"

Ben Hur: "Y yo nunca lo creí, cuanta alegría"...

Mesala: "Después de tantos años, todavía unidos"

Ben Hur: "En todo momento",

Mesala: “Eso espero”

Ben Hur: Comprendo…

Mesala habla personificando el imperio romano, Ben Hur a Judea. Mesala le pide su ayuda y su consejo para gobernar, Ben Hur le pide libertad

Mesala: “Verdad que no hay tan triste como el amor no correspondido”...

Brindan por el encuentro, entrelazando sus brazos mientras se miran fijamente.

Mesala: Debemos creer el uno en el otro, ¿Brindas por ello, Juda?

Ben Hur: “de todo corazón”

 

35 años después, en 1995, Gore Vidal en el documental “El celuloide oculto”, que trata la presencia LGTB en el cine, da a conocer esta historia. Cuando Charlton Heston, convertido con los años en un símbolo ultraconservador en Estados Unidos, escuchó lo que se contaba sobre su personaje tuvo una reacción furibunda, trato por todos los medios de desacreditar el documental, y entre ambos se intercambiaron artículos de prensa que dio mas publicidad a la historia.

Lo cierto es que en muchas películas clásicas, unas veces por censura religiosa, otras por censuras sociales, y otras por razones políticas, se incluyen mensajes y reivindicaciones que habitualmente pasan desapercibidas pero que están ahí, para quien quiera verlas, y también para quien no lo quiera ver.



James Cagney, uno de los "grandes" del cine

James Cagney, era el tipo duro, el gánster. El actor había alcanzado tal popularidad en estos papeles que generó una creciente inquietud en el departamento de justicia, al fin y al cabo, estos personajes tenían orígenes humildes y llegaban a tener un gran poder por el camino más corto y más fácil, la violencia.

La Warner, para la que trabajaba Cagney, había sido la productora que mas colaboró realizando cine social con el presidente Roosevelt y su política social y reformista durante la gran depresión, y entendió esa preocupación.

El siguiente papel de James Cagney fue “Contra el imperio del crimen” en el que su personaje era un detective que se enfrentaba a gente del tipo que él había interpretado hasta entonces. Como ellos, este detective tenía un origen humilde, y el mensaje a la sociedad estaba claro, a lo más alto se puede llegar también por el camino correcto.

Mas moralista fue el final de “Ángeles con caras sucias” con un mensaje claro, el que la hace la paga y, sobre todo, se arrepiente.

Aunque para ejemplo la vida misma de James Cagney, un hombre de origen humilde nacido en Nueva York, que tuvo que dejar sus estudios de Arte en la universidad de Columbia para hacerse cargo de su familia cuando su padre falleció.

En cuanto pudo compatibilizó sus trabajos con la interpretación, pero los principios, a pesar de que podía cantar, bailar y actuar, no pudieron se más difíciles. El primer papel en el que actuó el que sería el duro de Hollywood, fue un papel femenino de corista de vodevil. Poco a poco fue encontrando papeles en Broadway en donde conoció a Frances Vermon con la que se casó en 1922. Fue su compañera durante 64 años, hasta que Cagney falleció de un infarto en 1986. 

El actor fiel a sus ideas no renunció a lo que consideraba justo, enfrentándose a quien fuera necesario. Fue el primer actor en desligarse de un contrato con uno de los grandes estudios y crear su propia productora.

James Cagney fue uno de los primeros miembros de Hollywood junto a Bogart que fue acusado por el Comité de Actividades Antiamericanas de simpatizar con  el comunismo.

En otro episodio de su carrera Cagney se tuvo que enfrentar a la mafia cuando está intentó dominar el sindicato de actores. Estos llegaron incluso a planear atentar contra él durante un rodaje. 

Fiel también a sus amigos, fue el único actor que asistió al funeral de una amiga marcada por el sexismo y el racismo, Hattie McDanield.

Como actor está considerado como uno de los mejores del cine, el ritmo que imprimía a sus personajes les daba una personalidad única y muchos de ellos como el psicópata criminal Cody Jarret de “Al rojo vivo”, Rocky Sullivan de “Ángeles con caras sucias”, George M. Cohan de “Yanqui Dandy” por el que ganó su Oscar, o Macnamara en “Uno, dos, tres” han quedado para la historia del cine

Realmente por su filmografía y por su biografía, James Cagney fue uno de los “más grandes” del cine



Lauren Bacall, The look

Era el debut en el cine de Lauren Bacall, solo tenía 19 años y se enfrentaba a uno de los grandes, humphrey bogart. En la primera escena que grababa frente al actor, ella tenía que entrar en la habitación decir: “¿alguien tiene fuego?”, Bogart le lanzaría una caja de cerillas, ella encendería el cigarro, le devolvería las cerillas y se marcharía.

Todo era relativamente sencillo, pero, cuando Lauren Bacall estaba preparando la escena se dio cuenta de que le temblaba la mano, el cigarro, la barbilla, estaba preocupada por lo que pensaría Howard Hawks, Bogart y el equipo, pero cuando el director dio la orden ella clavó la barbilla en el pecho, sujetó su brazo derecho con el izquierdo y mientras encendía el cigarro miraba con los ojos entornados a Bogart.

Lo que fue un modo de disimular el miedo escénico, para todos fue un recurso que llenó de misterio la escena. En ese instante nació una actriz, tal vez una pareja, y desde ese momento y por ese gesto Lauren Bacall fue  “The look” (“la mirada”)




Jean Arthur, La estrella que quiso desaparecer.

Nacida en 1900 tuvo una infancia y juventud en la que vivió en muchos sitios por necesidades de la familia. Familia que en este periodo de tiempo sufrió varias situaciones dramáticas que hicieron de la joven una mujer sin miedos, arriesgada y con una gran capacidad de adaptación.

Pronto quiso ganarse la vida por ella misma en distintos trabajos, pero su belleza hizo que probara suerte como modelo, empezando por el cambio de color de pelo tiñéndose de rubia y continuando por el cambio de nombre, y Gladys Green adoptó el nombre de sus héroes de cuento, Juana de Arco y el rey Arturo, y pasó a llamarse Jean Arthur.

En 1923 debutó en el cine, fue a las órdenes de John Ford en “Cameo Kirby”, luego vinieron pequeños papeles y cortos en los que actuaba de chica ingenua.

En 1928 se casó con el fotógrafo Julian Anker, un matrimonio que pasó a la historia como el más corto de la historia del cine ya que al día siguiente pidieron la anulación.

Había fichado por la Paramount, pero con su carrera estancada en papeles sin importancia, en 1930 decidió probar suerte en Broadway, vivió el paso del cine mudo al sonoro en los escenarios. Volvió con una gran formación escénica y decidida a demostrar en Hollywood de lo que era capaz, pero con una gran duda, ¿Cómo aceptaría ahora el público del cine su voz demasiado nasal? Pronto lo averiguaría.

John Ford,en 1935, decidió contar con ella en una película de título premonitorio, “Pasaporte a la fama”, su voz resultó muy sensual al público y la acogida que le dio fue la de una estrella.

En 1936 protagonizó “El secreto de vivir” de Frank Capra junto a Gary Cooper, interpretando a una periodista. Ese mismo año repite con Gary Cooper en el “Buffalo Bill” de Cecil B. DeMille, donde hace el papel de Calamity jane.

Su segunda película con Capra llega en 1938, con James Stewart en la maravillosa comedia “Vive como quieras”. Un año después repetiría director y actor en con “Caballero sin espada”, y ese mismo año, 1939, participa también en “Sólo los ángeles tienen alas” de Howard Hughes con Cary Grant y Rita Hayworth.

Se había convertido en la reina de la Srewball comedy o comedia de enredo de los años 30, pero prácticamente lo único que le gustaba de Hollywood era los papeles que hacía. Hasta ese momento los papeles femeninos se ceñían a amas de casa, chicas en apuros o mujeres fatales y ellas se había convertido en el prototipo de la nueva mujer americana que surgía en aquellos años, la chica independiente, trabajadora, inteligente y moderna.

Frank Capra, le propuso el papel de mujer de George Bailey en “¡Qué bello es vivir!”, pero lo rechazó. También fue una de las actrices mejores colocadas para interpretar a Scarlett O´hara pero el papel fue para Vivien Leigh

Fuera de los rodajes odiaba las entrevistas y huía de las fiestas y las promociones, para muchos se había convertido en la Garbo americana.

Dentro de los rodajes había desarrollado un miedo escénico que entre toma y toma la obligaba a ir al camerino y después de vomitar volvía y clavaba la interpretación. También desarrollo una manía a su lado derecho e insistía a los directores de fotografía que solo la grabasen desde su lado bueno, el izquierdo.

En 1943, tras hacer un par de películas a las órdenes de George Stevens, harta de Hollywood se refugió en el teatro. Solo volvió para trabajar con Billy Wilder en “Berlín Occidente” en 1948 y en 1953 para la que sería su despedida del cine a las órdenes de Stevens para rodar “Raíces profundas”.

En 1940 se divorció de su marido Frank Ross, sin tener hijos, y no se le conoció ninguna relación posterior. Realmente desapareció por voluntad propia y no se supo nada de ella durante años, lo único que trascendió es que se dedicó a la enseñanza de interpretación en la escuela Vassar. De sus alumnas a una auguró un futuro muy prometedor en el cine, la joven alumna se llamaba Meryl Streep.



El día que Liz Taylor salvó a Montgomery Clift, y el día que él empezó a morir

La noticia llegó al momento a casa de Liz Taylor donde seguía celebrándose la reunión de amigos. Montgomery Clift que había abandonado la reunión unos minutos antes, había sufrido un terrible accidente de tráfico, un amigo que le precedía en otro coche había dado el aviso. Aunque los amigos, entre ellos Rock Hudson, intentaron que Liz Taylor no se desplazase hasta el lugar del accidente pero no lo consiguieron. 

El amasijo de hierros en el que se había convertido el coche de Monty, como le conocían sus amigos, hacía predecir lo peor. Tenía la cara destrozada y apenas podía respirar. Como pudo Liz Taylor se metió en el coche y le dio los primeros auxilios. Consiguió liberar su garganta, extrayéndole varios dientes, para que pudiera respirar. Casualmente ella sufriría una situación similar, en su caso por enfermedad le tuvieron que practicar una traqueotomía durante el rodaje de Cleopatra. 

Este hecho salvo la vida de su amigo Montgomery Clift, pero ese día él comenzó un tortuoso camino hacia su final. Sufrió a raíz del accidente secuelas dolorosas que le acompañaría lo que le quedaba de vida, que debido a la adicción a calmantes y sedantes mezclado con alcohol, no fue muy larga. 

En el momento del accidente Liz Taylor y Montgomery Clift, estaban rodando “El árbol de la vida”, que se retomó meses después cuando el actor se recuperó después de reconstrucciones faciales y cirugías. Al margen de la calidad de la película, algo indudable, una parte del gran éxito en taquilla era por el morbo de comparar la cara del actor en las tomas anteriores y posteriores al accidente. 

Clift murió a los 45 años, diez años después del accidente, y vivió, lo que para muchos fue, la agonía más larga de la historia de Hollywood.





"Cayo Largo", ("Key Largo", 1948, John Huston)

Desde que Huston debutase como director en “El halcón Maltés”, Bogart había protagonizado tres de sus cuatro películas, y entre ellos se había fraguado una gran amistad. 

En 1948 esta amistad no atravesaba el mejor momento a pesar de que el director era habitual en casa de los Bogart. La causa del distanciamiento era que el actor se había retractado del motivo por el que habían participado ambos en la marcha contra el Macartismo a Washington, Bogart, presionado por los estudios, se había echado atrás defendiendo que la marcha era en favor de la libertad de expresión. 

En cualquier caso, Lauren Bacall propuso, para limar asperezas, que o bien se fueran de vacaciones a Florida, o que Huston y Bogar hicieran otra película juntos. E hicieron las dos cosas, una película en los cayos de Florida, “Cayo Largo”. 

La película está basada en la obra de teatro del mismo título de Maxwell Anderson, con un inspiradísimo guion de Richard Brooks, que narra la llegada de un ex militar a Cayo Largo para transmitir las condolencias a la viuda y el padre de su compañero caído en combate. Estos regentan un pequeño hotel a donde llega huyendo de la amenaza de un huracán, un gánster, Johnnny Rocco, con sus secuaces. Estos mantienen como rehenes a la viuda, a su suegro impedido y al ex militar hasta que pase la tormenta. 

Huston quiso aprovechar el tirón de la química de su pareja amiga. Sería la cuarta y última película que rodarían juntos Bogart y Bacall. Para el papel de gánster eligió un clásico de estos personajes, Edward G. Robinson, que ya estaba en el punto de mira de la caza de brujas, y al que durante el rodaje Bogart trató como a la estrella de la película. 

Junto a ellos, un Lionel Barrimore que interpretaba al propietario del hotel postrado en una silla de ruedas, ya que él se encontraba en la misma situación como consecuencia de una terrible artritis. El gran reparto lo cierra Claire Trevor en el papel de novia alcohólica del gánster, para la que Huston reservaba una escena que no estaba detallada en el guion, y en la que tuvo que improvisar una canción. Cuando terminó la interpretación el equipo de rodaje rompió en aplausos y Barrimore lanzó un premonitorio comentario: “por esto le van a dar un oscar”. 

Los cara a cara que nos brindan en esta película Bogart y Robinson son autenticas masterclass de interpretación y la suma de guion, dirección y las interpretaciones de los cinco actores hacen de “Cayo Largo” una imprescindible obra maestra del cine negro.



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