“Senderos de Gloria”, (“Paths of Glory”, 1957, Stanley Kubrick)

Lo más duro de esta película, que nos muestra con todo realismo la crudeza de la guerra, es que está basada en hechos reales. A imitación de la antigua Roma, Francia tomó la medida de ejecutar soldados al azar para castigar la derrota de una unidad, alegando la cobardía como causa de no haber conseguido el objetivo militar. En palabras del general Boulard, “El modo de mantener la disciplina es ejecutar de vez en cuando” y Este acto era considerado necesario para la obtención de una victoria global, eran los “Senderos de gloria” que tomaban los generales para escalar en el escalafón, “Senderos de gloria” empedrados con los cuerpos de soldados anónimos que eran prescindibles en nombre del falso patriotismo.

El libro de Humphrey Cobb, basado en sus vivencias en la I guerra Mundial, llamó la atención de Kubrick que en cuanto consiguió el éxito de Atraco perfecto se propuso llevarlo a la gran pantalla, pero no contó con el apoyo de United Artist. Kirk Douglas, deslumbrado por la anterior película de Kubrick, si confió en él y se ofreció a la compañía para coproducir la película y a protagonizarla sin percibir el salario que le correspondería por su interpretación, y con este aval la U.A. dio el visto bueno al proyecto.

El director nos pone en situación de lo que vamos a ver cuando desde un lujoso palacio erigido como sede del estado mayor, el general Mireau hace un frio cálculo de las victimas que van a caer en las embarradas trincheras y en las alambradas camino de la Colina de las Hormigas. Pero nada hace suponer lo que vamos a ver cuando suena el silbato del Coronel Dax (Kirk Douglas) que marca el inicio de la batalla. Sin escatimar en realismo se nos muestra con todo detalle la crueldad de la guerra. Kubrick no nos deja ver al ejército enemigo porque no es una batalla de franceses contra alemanes, sino una batalla entre hombres iguales para mayor gloria de sus generales. En esto reside el antimilitarismo de la película.

Pero a la sinrazón de la misión suicida, sigue la sinrazón del consejo de guerra tratando de cobardes a los supervivientes, y todo para que el “patriota” general eluda su responsabilidad.

Para terminar dos momentos que apuntalan esta obra maestra, la sentencia que pronuncia el coronel sobre el falso patriotismo, “Es el último refugio de los canallas” y el final apoteósico del filme, cuando se muestra al regimiento francés una prisionera alemana para que les entretenga cantando, lo que viene a continuación es el gran mensaje de la película, en la guerra todos son víctimas.

El reparto lo encabeza un gran Kirk Douglas en el papel del Coronel Dax, uno de los más importantes de su carrera, dejando el papel de malos de la película a George Macready y Adolphe Menjou como los generales Mireau y Boulard. Por último el papel de la prisionera alemana lo interpreta Christiane Harlan, que tras el film se convirtió en la mujer con la que Kubrick compartiría el resto de su vida.

“Senderos de Gloria” cosecho un gran éxito en América de crítica que otorgó la categoría a la película desde su estreno de obra maestra y elevando a su director al status de los más grandes directores. En Europa, en cambio levantó asperezas, y provocó la condena de las autoridades francesas por la imagen que proyectaba de su ejército. Por la presión de Francia la película no se estrenó en varios países de Europa. En Francia, en cambio, no se prohibió, pero nadie pudo verla porque nadie se atrevió a pedir la licencia de exhibición hasta 1972. En España no se estrenó hasta 1986 censurada por su antimilitarismo.

“Senderos de Gloria” es de las películas que es obligado ver, no solo por ser una obra maestra, también porque indigna y remueve conciencias, y porque Kubrick nos invita a sacar nuestras propias conclusiones de lo que supone la guerra. Él pone en palabras del Coronel Dax su opinión: “Hay ocasiones en que siento vergüenza de pertenecer a la raza humana, y esta, es una de ellas”.



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