Lo más duro de esta película, que nos muestra con todo realismo la crudeza de la guerra, es que está basada en hechos reales. A imitación de la antigua Roma, Francia tomó la medida de ejecutar soldados al azar para castigar la derrota de una unidad, alegando la cobardía como causa de no haber conseguido el objetivo militar. En palabras del general Boulard, “El modo de mantener la disciplina es ejecutar de vez en cuando” y Este acto era considerado necesario para la obtención de una victoria global, eran los “Senderos de gloria” que tomaban los generales para escalar en el escalafón, “Senderos de gloria” empedrados con los cuerpos de soldados anónimos que eran prescindibles en nombre del falso patriotismo.
El libro de Humphrey
Cobb, basado en sus vivencias en la I guerra Mundial, llamó la atención de Kubrick
que en cuanto consiguió el éxito de Atraco perfecto se propuso llevarlo a la
gran pantalla, pero no contó con el apoyo de United Artist. Kirk Douglas,
deslumbrado por la anterior película de Kubrick, si confió en él y se ofreció a
la compañía para coproducir la película y a protagonizarla sin percibir el
salario que le correspondería por su interpretación, y con este aval la U.A.
dio el visto bueno al proyecto.
El director nos pone en
situación de lo que vamos a ver cuando desde un lujoso palacio erigido como
sede del estado mayor, el general Mireau hace un frio cálculo de las victimas
que van a caer en las embarradas trincheras y en las alambradas camino de la
Colina de las Hormigas. Pero nada hace suponer lo que vamos a ver cuando suena
el silbato del Coronel Dax (Kirk Douglas) que marca el inicio de la batalla. Sin
escatimar en realismo se nos muestra con todo detalle la crueldad de la guerra.
Kubrick no nos deja ver al ejército enemigo porque no es una batalla de
franceses contra alemanes, sino una batalla entre hombres iguales para mayor
gloria de sus generales. En esto reside el antimilitarismo de la película.
Pero a la sinrazón de la
misión suicida, sigue la sinrazón del consejo de guerra tratando de cobardes a
los supervivientes, y todo para que el “patriota” general eluda su
responsabilidad.
Para terminar dos
momentos que apuntalan esta obra maestra, la sentencia que pronuncia el coronel
sobre el falso patriotismo, “Es el último refugio de los canallas” y el final
apoteósico del filme, cuando se muestra al regimiento francés una prisionera
alemana para que les entretenga cantando, lo que viene a continuación es el
gran mensaje de la película, en la guerra todos son víctimas.
El reparto lo encabeza
un gran Kirk Douglas en el papel del Coronel Dax, uno de los más importantes de
su carrera, dejando el papel de malos de la película a George Macready y
Adolphe Menjou como los generales Mireau y Boulard. Por último el papel de la
prisionera alemana lo interpreta Christiane Harlan, que tras el film se
convirtió en la mujer con la que Kubrick compartiría el resto de su vida.
“Senderos de Gloria”
cosecho un gran éxito en América de crítica que otorgó la categoría a la película
desde su estreno de obra maestra y elevando a su director al status de los más
grandes directores. En Europa, en cambio levantó asperezas, y provocó la
condena de las autoridades francesas por la imagen que proyectaba de su
ejército. Por la presión de Francia la película no se estrenó en varios países
de Europa. En Francia, en cambio, no se prohibió, pero nadie pudo verla porque
nadie se atrevió a pedir la licencia de exhibición hasta 1972. En España no se
estrenó hasta 1986 censurada por su antimilitarismo.
“Senderos de Gloria” es
de las películas que es obligado ver, no solo por ser una obra maestra, también
porque indigna y remueve conciencias, y porque Kubrick nos invita a sacar nuestras
propias conclusiones de lo que supone la guerra. Él pone en palabras del Coronel
Dax su opinión: “Hay ocasiones en que siento vergüenza de pertenecer a la raza
humana, y esta, es una de ellas”.
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